La Garlopa Diaria

11 junio 2009

Economía sin escrúpulos

boliviano

La noticia del empresario panadero de Gandía que abandonó a uno de sus trabajadores  a 200 metros de un hospital, tras sufrir éste el corte de un brazo por una máquina en el ‘tajo’, está en todos los periódicos y ha conmocionado a la sociedad. El dueño del negocio no sólo dejó tirado al empleado, sino que además regresó al local, limpió la sangre del accidente y tiró el brazo amputado a un contenedor. La descomposición del brazo hizo imposible su rehabilitación en el cuerpo del trabajador, inmigrante irregular, sin papeles y con una nómina de 900 euros que su jefe le había ido bajando hasta los 700.

No me parece un hecho aislado, aunque sí especialmente sangrante. Más bien constituye una consecuencia vomitiva de las fallas que presenta nuestro sistema económico. Son aquellas grietas por donde se cuelan, con facundia e impunidad, tanto el dinero B como los empresarios sin escrúpulos. El suceso de Gandía es un exponente, en parte, del patrón en el que ha sustentado este país esos años de bonanza y crecimiento que algunos tanto añoran ahora. Nadie justifica el paro ni la falta de perspectivas. Al contrario. Pero sí deberíamos aprovechar la crisis para replantearnos qué había de bueno y qué de malo en aquello que nos ha conducido a la coyuntura que vivimos. Si la alternativa a los cuatro millones de parados son reformas laborales que nos traen empleo precario y explotación, trabajadores irregulares, contratación basura y empresarios sin ética, entonces casi mejor seguimos cobrando el subsidio y que pague la hipoteca su tía la de Cuenca.

Una noticia tremenda la de Gandía. Deberíamos conocer el nombre de la panadería para no comprar jamás allí.

1 comentario

  1. Un lector habitual dice:

    Seguro que el hijo de puta del empresario de Gandía lleva meses quejándose de lo poco que ayuda el Gobierno a los autónomos para superar la crisis.

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