Artículos en El Decano

23 junio 2009

LIBRO

Vida y milagros de la “santa” de Cifuentes

José Julián Labrador rescata en “Espejo de virtudes” la figura de una abadesa cifontina del siglo XVII
José Julián Labrador Herráiz, con raíces en Cifuentes y catedrático de Filología en EE.UU., ahora jubilado, es una autoridad en la edición de textos inéditos y desconocidos o semi-desconocidos de la lírica de los siglos XV al XVII. Con su antiguo alumno Rafael Di Franco, catedrático en Denver, han desarrollado una infatigable labor de recopilación de manuscritos en todas las bibliotecas del mundo para crear una base de datos que hoy contiene unos 100.000 primeros versos de otros tantos poemas. Ahora acaba de salir a la luz su última joya: “Espejo de virtudes. La ‘santa’ de Cifuentes” (Diputación de Guadalajara, 452 págs.), editado en facísimil y con transcripción moderna. El libro recupera la vida y milagros por los que era conocida en toda la Alcarria Sor Francisca Inés de la Concepción, la santa cifontina a la que alude el título.
El Decano de Guadalajara, 19.06.09
Raúl Conde

La cultura alcarreña está en el centro de la labor investigadora de José Julián Labrador. Primero creando un intercambio entre estudiantes de Estados Unidos y Cifuentes y ahora rescatando obras olvidadas que tienen sus raíces en nuestras tierras, piezas únicas de enorme valor. “Nuestra patrimonio cultural es muy rico y necesita rescatarlo”, afirma. Y pone como ejemplos obras sobre patrimonio y pueblos desaparecidos de colegas suyos como José Luis García de Paz o José Ramón López de los Mozos. En uno de sus últimos libros, la Justa Poética de Cifuentes, ya hacía referencia a una monja que fue singular Abadesa del convento de Nuestra Señora de Belén en Cifuentes, a principios del XVII. Se trata de un libro impreso en 1653 y escrito por el Padre Lope Páez, autor de varios tratados que ahora se recupera en edición facsímil y transcripción moderna en el volumen “Espejo de virtudes. La ‘santa’ de Cifuentes”.

 

En realidad, la “santa” de Cifuentes era sor Francisca Inés de la Concepción. Nunca llegó a ser elevada a los altares, a pesar de los intensos esfuerzos que se hicieron. No era tan fácil entonces como lo es ahora.  Pero en Cifuentes, Brihuega, Torija, Alcalá, Oropesa, por citar pueblos de mayor población, se la conocía ya en vida como la “santa” de Cifuentes por su vida y por sus milagros. El libro que ahora rescata su figura tiene un contenido formal precioso. Se respeta la edición princeps y, en letra clara y grande, ofrece la belleza del texto antiguo, tal como apareció en sus días, con las mismas grafías, algunas de las cuales ya no existen; y la misma puntuación, que hoy no es la misma. También nos fascina descubrir cómo pronunciaban entonces las palabras y cómo conceptualizaban las ideas. Por eso hoy tanto grafías como puntuación son distintas: hablamos y pensamos de otra forma. Para los que no les guste la edición facsímil, los filólogos que firman este trabajo han completado su transcripción moderna.

 

Espejo de virtudes. La ’santa’ de Cifuentes puede leerse en distintas claves. Subyace un interés piadoso, histórico, político o social, por lo que apela a un público lector muy diverso. Labrador avanza que gentes con varia preparación encontrarán en él aspectos con los que identificarse. Presenta realismo en las descripciones de la vida rural y también realismo mágico con las apariciones del demonio, milagros, portentos, incluso canciones. “Algunos aspectos nos descubren la intimidad de la vida religiosa, la influencia de los conventos de monjas en la política y el ambiente social de nuestros pueblos y de sus gentes”, afirma Labrador. Y para muestra, varios ejemplos. El autor recuerda que el mismísimo rey Felipe III acudió a la Abadesa para que le aconsejara. Ella misma fue a Alcalá, salvando su vida de milagro a causa de unos espadachines que asaltaron a la comitiva a la entrada de Torija, a disertar sobre Teología. Otro ejemplo, textual, sería como “el año de mil y quinientos y noventa y ocho hubo general peste por toda Castilla y en los lugares comarcanos a Cifuentes la hubo muy grande”. Y la Abadesa, al parecer, hizo el milagro de curarles a todos.

 

Sor Francisca Inés de la Concepción no se libró de las garras de la Inquisición, la censura de la época. Tal como explica José Julián Labrador, de la Santa Inquisición de Cuenca fue a Cifuentes un inquisidor en persona, debido a una acusación injusta. “El inquisidor hizo su oficio con la rectitud que siempre se guardaba en el Santo Oficio. Y habiendo estado allí muchos días, halló ser falso lo que la imputaban y verdadera su santidad”. Este fue hecho pregonero de sus virtudes y vida, nos cuenta el libro.

 

Libros para cuidar

 

Tanto la Justa Poética como Espejo de virtudes son libros que profundizan en la recuperación de parte de la historia de Guadalajara. Y además lo hace en formato moderno, evitando así que documentos y testimonios valiosísimos se pierdan por el deterioro del papel, por ejemplo, todo aquello que se conserva en pergaminos. Ambos son piezas únicas, vulnerables. Estos libros tendrían en 1621 y en 1653 una tirada de 1000 ejemplares. ¿Dónde se halla el resto de las dos ediciones? La presidenta de la Diputación, María Antonia Pérez León, escribe en el preámbulo: “Una de las obligaciones de la administración en el ámbito cultural es apoyar para que vean la luz aquellos libros del pasado, y en la Diputación de Guadalajara particularmente, es apoyar para que vean la luz aquellos libros de nuestra cultura que por ser únicos podría peligrar su existencia”. Pero Labrador no se conforma con la labor realizada hasta ahora y asegura que hay otras obras que deberían editarse. “Existe una preciosa obra breve escrita por un alférez de Atienza; también un delicioso tratado de cómo cultivar el trigo y las viñas por el agrónomo de Brihuega Diego Gutiérrez, y docenas de obras de interés”, matiza. En la actualidad, Labrador y Di Franco se encuentran inmersos en la edición del Cancionero de Sebastián de Horozco, poeta toledano, para la Junta de Comunidades. Es un libro divertidísimo y de enorme importancia. “Siempre que haya apoyo para publicar libros de nuestra región, nosotros estaremos dispuestos a hacer la complicada labor de editar sus textos”, confirma.

 

Pérez León ha insistido en que “es bueno que la gente los lea, los toque y los sienta como algo cercano”. Trabajando en esta línea, Labrador explica la desolación que produce ver un montón de piedras y saber que allí estuvo un hermoso monasterio románico expoliado hace años, o un rico yacimiento rapiñado cuando estamos ante una excavación vacía, o unas ruinas. Pero recalca la diferencia: “Eso ya es irremediable; sin embargo, este esfuerzo común por conservar los libros que pueden estar al borde de su desaparición debe verse como un “Renacimiento cultural”, muestra de una nueva sensibilidad que es la de acercar nuestro pasado al presente y conservarlo para el futuro”. Hay ejemplares raros de libros de gran importancia, escritos por autores de nuestra tierra, que duermen el sueño de los justos en bibliotecas públicas o privadas.

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