Guadalajara

3 marzo 2006

Los serranos

Guadalajara Dos Mil
Raúl Conde

El lugareño de la Sierra es un hombre, por lo común, trabajador, adusto y parco en palabras. José María Quadrado y Vicente de la Fuente, en su libro Guadalajara y Cuenca (1978), contraponían el espíritu castellano de los serranos con la campechanía de los alcarreños y la nobleza baturra de los molineses. Recuerdo hace ya muchos años que, durante una excursión en bicicleta, unos amigos y yo sufrimos una pedrisca nada más salir de Ayllón. Tuvimos que parar en Francos, muy cerca de la raya con Guadalajara, para cobijarnos en el porche de una casa. A la mujer propietaria y su hija les faltó tiempo para meternos en su casa, sacarnos toallas, ofrecernos ropa e incluso prepararnos un café. En eso consiste precisamente la bonhomía castiza. No es un tópico. Es una virtud infrecuente porque si aquello nos pasa en Madrid, o en cualquier ciudad, nos podrimos de asco.

Quizá para ensalzar los ánimos de una comarca deprimida, la Federación Provincial de asociaciones de mujeres organizó recientemente el I Foro de Mujeres de la serranía, en el que se dieron cita más de sesenta féminas de Albendiego, Aldeanueva, Atienza, Bañuelos, Bustares, Campisábalos, Cantalojas, Condemios, Galve, Hiendelaencina, Las Navas de Jadraque, Robledo de Corpes, Romanillos de Atienza, Valdepinillos y Villares de Jadraque. El acto se desarrolló en dos mesas. Una trataba sobre el asociacionismo de mujeres (casi nulo en la zona) y otra sobre la igualdad de oportunidades. Evidentemente las señoras no arreglaron nada pero pasaron un día entretenido, expresaron sus quejas y sacaron conclusiones. Una de ellas, según una nota que me pasan, es que las mujeres deben aumentar su participación en la toma de decisiones: “sin mujeres no hay desarrollo posible”. La verdad es que en la Sierra se echa en falta alguna alcaldesa. Hay que irse hasta Membrillera para encontrar un solitario ejemplo. Una colega de Coca (Segovia) me enseña una joyita de revista en la que encuentro un breve artículo de una profesora de economía. Habla ahí de la baja participación femenina en el terreno laboral, y apunta como causas “la escasa oferta de empleo público, el peso de la empresa familiar, la casi inexistencia de trabajos cualificados, la dependencia de un sector único, la estacionalidad y la eventualidad”. Las representantes que participaron en el citado foro aprovecharon que estaba allí la vicepresidenta de la Diputación para pedir más y mejores carreteras, ampliar la cobertura de telefonía móvil y racionalizar el transporte escolar. Hay que decirlo a quién competa: o lo hacemos ya, o lo dejamos para nunca.