Guadalajara

3 marzo 2006

Pastrana, la villa ducal en Turojar

La feria de Turismo Rural, Ocio y Jardinería (TUROJAR), que se celebra en Pastrana entre el 28 y el 31 de marzo, es una ocasión excepcional para visitar esta villa principesca de la Alcarria Baja de Guadalajara, en la vega del Arlés. El pueblo en el que estuvo recluida la princesa de Éboli deslumbra por su misticismo, su encanto callejero, su trasiego humano y su patrimonio monumental. También puede ser un buen punto de partida para otras rutas, justo ahora, a las puertas de las vaciones de Semana Santa. Junto a la oferta que proponen los organizadores de TUROJAR, las celebraciones religiosas en Guadalajara capital, declaradas de Interés Turístico Regional, las Pasiones vivientes en localidades como Hiendelaencina o Fuentelecina o los caminos que anduvo el premio Nobel Camilo José Cela, son también un buen destino para todos aquellos que quieran disfrutar de una Semana Santa inolvidable, en medio de los valles alcarreños y de la gastronomía más exquisita.
Alcarria.com, 23-3-2002

La villa de Pastrana, fruto de su riqueza arquitectónica y artística, ha sido siempre un lugar que ha ejercido un magnetismo relevante en algunas de nuestras mejores figuras. Quizá también por su situación geográfica, un tanto apartada de los caminos principales de la meseta, y por la singularidad, la magia que encierran las callejas estrechas, cuestudas y pedregosas de su entramado urbano y rural a un tiempo. Santa Teresa de Jesús, la princesa de Éboli y San Juan de al Cruz son tres de los personajes históricos que supieron admirar la belleza del lugar. Tampoco hay que olvidar a Moratín, o al mismísimo viajero errante y escritor magistral, nuestro último premio Nobel, Camilo José Cela, recientemente fallecido y que aún hoy los pastraneros guardan un memorable recuerdo de sus pasos por una Alcarria que parece extinguirse. O no, quién sabe.
La evolución histórica de Pastrana tiene una génesis desconocida, probablemente anterior a la época romana, en la que recibía el nombre de Palaterna, primero, y Paterniana, posteriormente. En el siglo VI fue sede episcopal y después pasó a integrarse en Zorita, bajo dominación musulmana.

PALACIO DUCAL Y COLEGIATA

Pastrana es un conjunto monumental e histórico que tiene a la calle por museo. Las callejas, los edificios, las fuentes, todo rezuma un ambiente medieval que termina trasladando al viajero hasta épocas pretéritas. El Palacio Ducal, ubicado en la emblemática Plaza de la Hora –que tanto logró cautivar al desaparecido Camilo José Cela-, es uno de los edificios principales. En una de sus dependencias estuvo recluida doña Ana de Mendoza y de la Cerda, la famosísima princesa de Éboli. Y fue aquí donde encontró la muerte en 1592, después de estar sus últimos años encarcelada por la justicia real. El palacio es una pieza renacentista que data del siglo XVI, obra de Alonso de Covarrubias. La iglesia Colegial, por su parte, es otro gran atractivo para el viajero que se llegue a la villa pastranera. Es de estilo gótico y renacentista, y se debe a fray Pedro González de Mendoza, hijo de los príncipes de Éboli. En su interior sobresalen un retablo facturado por Matías Jimeno y el Museo Parroquial, que albergan varias piezas entre las que destacan los fabulosos tapices góticos del siglo XV, tejidos por Grenier en los mejores talleres flamencos. Debajo de la iglesia se halla el panteón de los duques, en una cripta inferior al Altar Mayor.

LA FUENTE Y LOS CONVENTOS

La fuente de los Cuatro Caños fue construida en 1731 y es una de las más hermosas. La plaza en la que se encuentra fue centro de reunión social. Pasear por las travesías de Pastrana es un placer inmenso. El barrio morisco del Albaicín es un reducto conservado nítidamente. Y cerca de los campos de hortaliza, cereal y demás frutales, la hermosura de Pastrana se manifiesta también en el Colegio San Buenaventura, levantado en 1628, y los tres conventos que agrupa en su término municipal. El convento de San José lo fundó Santa Teresa y los duques de Pastrana en 1569. Está situado en la plaza de San Avero, primer obispo de la villa, al lado de una fértil huerta y de una fuente de la que fluye un manantial. La iglesia que ha llegado a nuestros días es de una sola nave y con un campanario de espadaña. Tiene cinco altares barrocos y una lápida de alabastro con el escudo de los Vegas. El convento del Carmen, a las afueras de la población, también fue fundado por Santa Teresa de Jesús y, finalmente, el convento de San Francisco, fundado en 1640, se erigió en diferentes épocas. Los cuatro muros de cal y canto y la espadaña de la iglesia es lo más antiguo que todavía podemos observar. Este convento, junto a la ermita de Santa Ana y el Antiguo Hospital, conforman la magnífica plaza del Deán. Ahora que se acerca la Feria TUROJAR, la dulzura de la miel que se produce en la Alcarria y el conjunto monumental del lugar, son argumentos suficientes para darse una vuelta por Pastrana y sumergirse en la historia de Castilla.