Camilo José Cela

6 junio 2006

60 ANIVERSARIO VIAJE A LA ALCARRIA

La mitología del viaje en una torre

El Museo “Viaje a la Alcarria” fue inaugurado hace once años en la torre del castillo de Torija
Nueva Alcarria, 06.06.06
Pedro Aguilar

“El Viaje a la Alcarria es un libro antiguo, un libro escrito con cabeza antigua y con ingenuidad antigua, esto es, echándose su autor al monte, no sé si como un conejo o como José María el Tempranillo, para ver por dónde salían las cosas y en qué palo pintaba el naipe del vagabundaje”. Con estas palabras el propio Cela encabezaba una de las ediciones de uno de los libros más traducidos de la literatura española. Hace once años, en la villa de Torija, se inauguró el museo consagrado a la figura de Cela y, sobre todo, a su famoso libro de viajes.

Utilidad

La Torre del homenaje del castillo de Torija estaba más hueca que la bodega de un abstemio. Se arreglaban los accesos, se empedraba el patio de armas, se encoquetaban las mazmorras, pero el edificio seguía vacío, sin vida. Su carácter emblemático al pie de la carretera de Barcelona y su enclave como punto de arranque de la Alcarria Alta no eran suficientes para que sus administradores se decidiesen a convertirlo en un monumento con nervio interior. Se organizaban fugaces exposiciones en la pequeña sala del antiguo calabozo, se ofrecían esporádicos conciertos de verano en su patio recién empedrado y la Asociación Cultural “Barbacana” aprovechaba su recinto para celebrar semanas culturales… Pero faltaba algo. En el pueblo todos querían que el hermoso castillo sirviese para algo más y fuese el detonante para iniciar el arranque del pueblo. Incluso por parte de la Diputación Provincial, su propietaria, hubo intentos de construir una peculiar hospedería entre sus muros. El elevado coste del proyecto hizo abandonar la idea.

Leguineche

Un buen día Manuel Leguineche, otro vagabundo ilustro agazapado bajo los imaginarios ojos del puente que une Torija con Cañizar, dio con la fórmula mágica, que había que convertir la torre del castillo en un museo. Un museo que diera cabida al libro que hizo posible que la Alcarria perdiera sus complejos y cruzase las fronteras de medio mundo. Un museo dedicado al “Viaje a la Alcarria” que en su día escribiese el Nóbel. Seguidamente, hizo partícipe de su idea a Jesús Campoamor y a Pedro Aguilar, alcalde de Torija, y sin demora dirigió una carta al Presidente de la Diputación Provincial de Guadalajara.

Desde el primer momento los propietarios del castillo aceptaron la sugerencia del periodista y retrasaron un “sí” definitivo hasta conocer las intenciones de don Camilo. El encargado de comunicar a Cela la “buena nueva” fue el pintor Jesús Campoamor, amigo íntimo del Nóbel. “La idea le pareció estupenda, nos confiesa Campoamor, sólo puso dos condiciones: que se formase un Patronato que se hiciera cargo de la dirección del museo, y que el poeta García Marquina y yo nos encargásemos de la recopilación de los materiales que iban a poblar las paredes de la sala”. Con estas premisas la Diputación Provincial se tomó un interés especial y se iniciaron las obras de adecuación de las tres salas que compondrían el futuro museo. El encargado de las obras fue el arquitecto José Luis Condado.

Cientos de fotografías

El curioso visitante que se detenga en el museo podrá encontrar una primera edición de 1948 del “Viaje a la Alcarria” que perteneció a Margarita Pedroso, quien fuera amor platónico de Juan Ramón Jiménez, y diversas ediciones en inglés, francés, hindú, japonés y sueco. Dentro de la denominada por Marquina mitología del viaje, encontramos las fotografías de los personajes y lugares más destacados a lo largo del libro. Allí encontramos a Félix, el carretera Martín Díaz que acerca al viajero en su carro hasta Torija, a Manolo que cantaba jotas en el patio del Parador, a don Paco el médico de Pastrana, a don Mónico el alcalde de la ciudad ducal, a Julio Vacas “Portillo” que le regala un libro al viajero porque está “blanco”, al “Rata” el mañoso alabartero, al alcalde de la Puerta, al alcalde de Budia y a un sinfín de personajes que ambientados junto a las fotografías de los pueblos y los paisajes de la Alcarria en la posguerra, nos introducen en la España de los años cuarenta. La mayoría de las fotografías son reproducciones hechas con láser por Mario Bernal, de los originales que en su día realizó el fotógrafo Kart Wlasak, quien acompañó al escritor durante buena parte del viaje, y que se encuentran en la Fundación Camilo José Cela, en Padrón. El resto son instantáneas pertenecientes a los archivos de Marquina y Bernal.

Museo del «Viaje a la Alcarria»
Recuerdos personales de Camilo José Cela en su Viaje a la Alcarria.
Fotografías, textos, mapas… un mundo completo evoca el viaje del escritor
por esta tierra de Guadalajara en 1946.
Torre del Homenaje del Castillo de Torija. Plaza Mayor
Horarios: Viernes, de 17:00 a 20:00. Sábados y domingos, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00. Entrada gratuita. www.torija.com

DETALLE

El sillón de La Puerta y la chapa de “El rata”

Además de las fotografías, en el Museo del “Viaje a la Alcarria” hay varias ediciones de Viaje a la Alcarria, documentos de la época, el sillón donde reposa Cela en la posada de La Puerta, la chapa de la alabartería de “El Rata”, el retrato del viejo general barbudo, que sólo tiene bigote, o la reproducción del mapa de la guía Michelín utilizada por Cela. También se pueden encontrar paquetes de tabaco marca “Granados” o “Superiores al cuadrado” o “Ideales”, comunes en la época, o un azulejo de la celda del palacio de la princesa de Éboli en Pastrana, que algunos meses después del viaje el escritor le pide por carta a Paco Cortijo, o una completa colección de enseres de todo tipo donados por Emilio Cuenca y Margarita del Olmo, entre los que destacan una preciosa colección de martillos de fragua, con valor artístico en sí mismos.

Lo cierto es que ya son muy numerosos los viajeros que se detienen los fines de semana a visitar el museo. El castillo de Torija puede ser perfectamente el punto de partida y el estandarte, debido a su situación, del desarrollo turístico de la Alcarria, siguiendo los pasos de un vagabundo al que un día le dio por escribir un libro sobre una tierra casi desconocida, y de otro vagabundo al que no se le ocurrió otra cosa que hacer un museo en memoria de ese libro.