Libros

12 mayo 2005

Días felices en Argüelles. Memorias

Francisco Umbral Planeta, 2005, 227 págs.

Extractos del libro:

Miguel Delibes me consagró literariamente cuando una tarde me diera veinte duros por un artículo.

Este periódico necesita unos blancos, un periódico moderno se expresa también por los blancos. El Norte no tiene blancos.

Yo vivía ya en Madrid pero no vivía de Madrid. Y eso tampoco me gustaba, pues dejaba incompleta mi conquista de la ciudad.

SOBRE BUERO VALLEJO (pág. 19)

-Ahí tienes a Garciasol, Umbral, que somos del mismo pueblo y soporta muy bien mi triunfo mientras él sigue siendo un poeta ignorado. [Buero]

-Aquí me paso los días leyendo a Simenon. Simenon es lo único que he leído en mi vida. Me parece buenísimo. [Mihura]

Ganaron la guerra, sí, o supieron ponerse a tiempo de parte del bando ganador, pero habían perdido el prestigio, la identidad y el respeto. Hicieron tanto periodismo porque no se atrevían a hacer otra cosa. [sobre los intelectuales del régimen]

-Mire usted, Umbral, hay que escribir dos artículos todos los días, uno para vivir y otro para beber [Francisco de Cossío]

Un periódico se hace con la información de medianoche, y eso es lo que vende a la mañana siguiente en los kioscos. La salida a media tarde es una salida absurda, pues durante la mañana sólo han llegado cuatro noticias locales, partes municipales y poco más.

Un periódico muy político, muy democrático y muy en la línea de los mejores rotativos norteamericanos, más una carga de columnistas que reparten por todo el periódico la palpitación cultural, intelectual, tan cara a este director joven que ha demostrado ser el más vivo y urgente de la prensa nacional [sobre El Mundo y Pedro Jota]

Al salir de El País le pedí trabajo a Pedro J. Ramírez a través de Manuel Leguineche.

Pedro creía mucho en la columna diaria. “Tienes que ser un vicio para el lector, no faltar ni un día”.

En ABC casi todo estaba bien escrito. Ahora, con tanta escuela de periodismo, a los chicos no les enseñan a escribir, pues el objetivo de todos es la televisión, donde basta con la corbata y el peinado.

El actual ABC es menos literario y más sociológico.

Manuel Alcántara hacía y hace una prosa elegante intelectualmente, ciudada, ingeniosa y delicada con todo y con todos.

Yo tenía decidido, como le oí una vez a Ruano, escribir siempre de firme y de firma.

Así como el columnista es un lujo de los periódicos, también es un poco la puta que se alquila por meses.

Fundación “El Mundo” (pág.56)

El escritor acaba encontrando su periódico como cada una de mis palomas acaba encontrando su árbol.

El escritor necesita un periódico detrás, al principio para dar la batalla y al final para asistir a las batallas de los demás.

Las personas que nos leen a diario en el periódico nos consideran amigos o parientes, como al que ven familiarmente por televisión. De esta manera es como el creador de opinión va influyendo en los lectores y los lectores en la masa común.

“La literatura está en el adjetivo” (Azorín).

Toda columna de periódico es un monólogo de un loco, pero cuántas cosas libera esta locura.

Los directores no saben vivir sin un periódico como los toreros no saben vivir sin toro. Hay que hacer la faena todos los días.

El modelo de periódico más vendido es El País, un diario solemne, cargado de razones, cuando no de razón, serio y grande, pero en Madrid nadie imita el modelo y sólo en provincias se ven claras reproducciones de El País.

Cela tenía muy claro que había que irse de Madrid para escribir despacio y con paciencia.

Se trataba y se trata de un periódico poderoso [sobre La Vanguardia]

Alguien dijo que es más erótico vestir a una mujer que desnudarla.

Buscaba la vagina de la ciudad, la vagina de Londres, que es esa calle que tienen todas las grandes ciudades y alguna pequeña, de donde nace la vida, el comercio, la alegría, de donde viene el pasado luminoso y confuso de cada urbe.

Alemania es un país entre la fuerza y la inteligencia.
“El hombre es un ser de lejanías” (Heidegger).

Creo que descubrí la escritura en los poetas del 27. (pág.163)

Los del 98 eran unos bohemios y los del 27 eran una generación de profesores en su mayoría.

Escribir poesía, o simplemente leerla, es uno de los menesteres más arrasadores que puede tentar al hombre.

A estas alturas de mis memorias debo confesar que yo fui un joven bastante ecléctico, como lo he sido siempre, y he proyectado mi vida con sentido común, un sentido común pequeñoburgués que por otra parte me daba bastante asco.

El justo término entre poesía y mundo inmediato estaba en el periodismo, que por otra parte también tiene sus tentaciones.

La poesía tremendista siempre se queda corta. Lo único tremendo es la vida.

Lo mejor, pues, es desentenderse de los premios y trabajar en lo que a uno le gusta, cosa que casi nunca es lo que les gusta a los demás.

En el Rastro está el poso de Madrid, el arranque de los caminos que llevan a Andalucía, Marruecos y Canarias.

Nunca vendí lotería en el Rastro, pero a veces vuelvo a mi origen, como para despedirme y vuelvo a ese puré de cementerio que es el mercado de ruinas, y las grandes llaves entre las que estará la de mi casa natal.

No pienso perseguir demasiado los olvidos porque son como los espacios en blanco de un libro o de un periódico, algo que airea y le quita pretensión a nuestra escritura.

“¿Qué le motiva a usted para escribir todos los días?”. El sueldo, hija, el sueldo. (pág.221).