La Garlopa Diaria

27 marzo 2008

Castilla y el verso


Borges prefería releer libros que leer los nuevos. Tiene una ventaja: siempre aciertas y no hay fracaso en la selección. Estos días he estado releyendo un librito breve, pero intenso. Un poemario del intelectural soriano Silvano Andrés de la Morena. Nació en Cuevas de Ayllón, no muy lejos de las sierras que perfilan la linde entre Guadalajara y Soria. Su biografía dice que combina la investigación, la poesía y el periodismo. El año pasado publicó en la estupenda editorial Celya de Castilla y León su libro de poemas Castilla, roca y verbo, donde vierte su lirismo en armonía con un paisaje que a los de Guadalajara nos es conocido. También publica artículos muy agudos en Heraldo de Soria. En agosto le dedicamos un artículo y han tenido la amabilidad de archivarlo en sus recortes de prensa. La editorial Celya demuestra lo mucho y bien que se puede trabajar desde la humildad y la entrega en un terreno donde es fácil que el ánimo decaiga. En Sigüenza algo parecido sucede con Rayuela, aunque en este caso la labor editora es menor y se centran más en la librería.

Recomiendo los versos de De la Morena. El libro se puede leer de un tirón, casi de un sorbo, o irlo racionando en pequeñas perlas para alegrarnos momentos. Da igual. El caso es leerlo. Catarlo. Y comprobar que la esencia de Castilla, como ocurrió en el 98 y con los poetas de su generación, o con Gerardo Diego más tarde, sigue siendo inextinguible.

Machado escribió:

El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.

Hoy ve sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.