Periodistas

2 junio 2005

GARGANTA PROFUNDA / La prensa mundial enloquece con su historia

Héroe… ¿o traidor?

'Todos los hombres del Presidente' fue la película que Dustin Hoffman y Robert Redford protagonizaron como los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward en 1976 a las ordenes del director Alan J. Pakula. Narraba el trabajo de investigación que llevó a The Washington Post a sacar a la luz el escándalo del Watergate. Hoy, esos 'hombres del Presidente', los que sirvieron de fontaneros a la trama de corrupción de Richard Nixon han vuelto ha hablar. Y lo han hecho para tachar de "traidor" a la que fue fuente anónima de Woodward: Mark Felt 'Garganta Profunda'. "No siento ningún respeto por gente en altos cargos que dan información interna a la opinión pública". Es Henry Kissinger y se refiere a Mark Felt ’Garganta Profunda’. Así lo recoge este jueves el digital del chileno El Mercurio.
Periodista Digital, 2-06-05
Óscar Gutiérrez

Junto a las palabras del ex secretario de Estado norteamericano, lo fue durante la era Nixon, otros ‘hombres del Presidente’ se han dejado oir tras revelar Vanity Fair la identidad de ‘Garganta Profunda’. Pat Buchanan, eterno candidato republicano y, durante la Administración Nixon, autor de los textos presidenciales, ha calificado al ex número 2 del FBI como «traidor» por haber revelado los secretos de la Casa Blanca.

Gordon Liddy, otro de los nombres que más salieron durante los años que duró la investigación del Post y, a la postre, cerebro de la operación de espionaje en el Watergate, ha afirmado que Felt «violó la ética». Liddy, en declaraciones a CNN, ha opinado que «si (Felt) tenía pruebas sobre acciones ilegales, debió tener el honor de llevarlas a un jurado y asegurar un proceso y no filtrarlas selectivamente».

De la misma opinión es otro de los protagonistas de los años de escándalo en la era Nixon, su jefe de Comunicaciones en 1972, Chuck Colson. Para Colson, Felt habría ayudado más a Estados Unidos si hubiera acudido a los canales correspondientes. No a la prensa

Por su parte, Leonard Garment, asesor legal de Nixon de 1969 a 1973, dijo, según recoge el diario argentino La Voz, que Felt mantuvo el secreto «porque sentía que lo que había hecho bien podía ser considerado deshonroso».

Los hombres del Presidente descritos por Bernstein y Woodward en su libro, los que llevó a la pantalla Pakula, no comparten por tanto la opinión de la familia de ‘Garganta Profunda’: Felt ha sido un «héroe», un «gran patriota».

En fin, ¿héroe o traidor?. Ni una cosa ni la otra. Woodward, periodista que recibió las informaciones de Felt ha expresado, una vez su exclusiva la adelantó Vanity, su temor a que se «sobreestime» el papel de ‘Garganta Profunda’: «teníamos muchas fuentes, seguimos muchas pistas, Felt casi siempre sólo nos las confirmaba».

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‘Garganta Profunda’ confesó su identidad para ayudar a su familia a «pagar facturas»
W. Mark Felt negoció sin éxito con Woodward desvelar el enigma sobre el Watergate

El nonagenario W. Mark Felt, ex número dos del FBI, decidió revelar que fue él la ‘Garganta Profunda’ del caso Watergate porque, entre otras razones, su familia le convenció de que ganarían dinero para pagar facturas y la universidad de los nietos.

EUSEBIO VAL – 02/06/2005
Corresponsal WASHINGTON
LA VANGUARDIA

La familia de W. Mark Felt consideró que había llegado el momento de compartir una porción del pastel mediático y económico en torno a la historia del Watergate. Joan Felt, hija de Garganta Profunda, el hombre que hace más de treinta años filtró al diario The Washington Post detalles clave en el escándalo que derribó al presidente Richard Nixon, admitió que hubo motivaciones económicas para efectuar ahora la espectacular revelación.

Con sorprendente candor, Joan explicó que en la decisión, además del convencimiento de su padre de que no tenía de qué avergonzarse, se tuvo en cuenta la posibilidad «de ganar bastante dinero para pagar algunas facturas, como la deuda que he acumulado para la educación de los hijos». «Hagámoslo por la familia», fue el razonamiento que se impuso para romper el secreto.

A medida que se conocen los entresijos de la noticia, que ofreció en exclusiva anteayer la revista Vanity Fair, queda claro que hubo unos contactos negociadores previos entre la familia y el periodista Bob Woodward, ahora directivo de The Washington Post.

El tanteo para compartir gloria y dinero en la explotación de la historia no fructificó. De hecho, Woodward tenía ya listo un libro sobre Felt para publicarlo a su muerte. Los acontecimientos han llevado a su editor a intentar llevarlo a la imprenta a toda pri-

Según la versión del periodista, no se fiaba de que Felt, por su edad (91 años) y estado de salud, fuera de verdad consciente de lo que hacía, y por eso optó por mantener el secreto, tal como se había acordado tres decenios antes.

Estas circunstancias explican la sorpresa -e indisimulada irritación- del diario al conocerse la exclusiva de Vanity Fair, quien niega haber pagado a la familia. Les cogió por completo a contrapié. Durante unas horas, Woodward y su compañero Bernstein se ajustaron al guión de no confirmar la identidad de la fuente. Pero por la tarde, después de que Felt y la familia aparecieran ante las cámaras en California, era ya imposible seguir negando la verdad. Fue doloroso para The Washington Post que otro medio sacara esta gran exclusiva final sobre el Watergate, nada menos que la identidad de Garganta Profunda. El diario, sin embargo, quiere cabalgar sobre los hechos y ha anunciado que en su edición de hoy Woodward ofrecerá detalles inéditos sobre su relación con Felt y cómo se forjaron los reportajes.

No deja de ser llamativo que, entre las razones de un ex director adjunto del FBI para proceder a tal revelación, una sea ganar dinero para pagar la universidad de los nietos. Eso dice mucho del precio exorbitante de la educación superior en Estados Unidos, un problema muy a flor de piel de las clases medias norteamericanas. Los allegados de Felt se enteraron por casualidad hace unos años del secreto del abuelo y lograron al final convencerle de que era poco inteligente e injusto dejar que Woodward y Bernstein siguieran explotando en exclusiva el rico filón con libros, conferencias y bien remunerada fama.

En 1993, los dos periodistas vendieron sus documentos personales sobre el caso Watergate a la Universidad de Texas por cinco millones de dólares. The Wall Street Journal estima que si Felt decide escribir un libro, el adelanto de la editorial superará el millón de dólares.