REPORTAJE

Las obras del nuevo Archivo Histórico comenzarán en el primer trimestre de 2008

El Ministerio de Cultura ya ha licitado el proyecto para construir la nueva sede en la calle Julián Besteiro
El Archivo Histórico de Guadalajara es uno de los instrumentos más importantes en materia de cultura de la ciudad y de la provincia. No sólo por la cantidad ingente de documentos que custodia, sino también por haberse convertido en un centro cultural de referencia. Su ubicación actual, en la primera planta del palacio del Infantado, será sustituida a partir del próximo año por una nueva sede, más grande, moderna y funcional, en una parcela de 2.400 metros cuadrados, cedida por la Junta de Castilla-La Mancha, en la calle Julián Besteiro. El Ministerio de Cultura ya ha licitado el proyecto. Las obras, según las previsiones oficiales, comenzarán durante el primer trimestre de 2008.
Nueva Alcarria, 04.06.07
Raúl Conde

El sueño de los investigadores y lectores de Guadalajara de disfrutar de un nuevo Archivo Histórico, o mejor dicho, de una nueva sede, cada día está más cerca. El Ministerio de Cultura licitó a finales de la semana pasada el proyecto de construcción de la nueva sede del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara por un importe total de 598.650 euros. Según informaron fuentes del departamento que dirige Carmen Calvo en una nota enviada a la prensa, el presupuesto de licitación incluye la redacción de los proyectos básico, de ejecución y de actividad, así como la realización de los trabajos complementarios y la dirección de obra. Las empresas interesadas en presentar sus ideas tienen de plazo hasta el próximo 24 de julio para hacerlo, si bien el periodo de ejecución del proyecto será de 24 meses.

El edificio de la nueva sede del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara se ubicará en una parcela de 2.400 metros cuadrados, que ha sido cedida por la Junta de Castilla-La Mancha al Ministerio y que se localiza en la calle Julián Besteiro. Será un inmueble de nueva planta que estará dotado de los últimos avances tecnológicos en materia de archivística, seguridad y custodia de documentos, y acceso a los mismos. El jurado que seleccionará el proyecto estará integrado por representantes de la Consejería de Cultura, el Ayuntamiento de Guadalajara y el Ministerio de Cultura, que se reunirá el próximo mes de agosto para emitir el fallo. De acuerdo con las previsiones que se barajan, en el primer trimestre de 2008 se iniciarán las obras que permitirán la creación del nuevo edificio.

La nueva sede permitirá al Archivo de Guadalajara cumplir las numerosas tareas que tiene encomendadas. Y es que, la creciente importancia que la sociedad concede al patrimonio documental ha ampliado considerablemente sus funciones. Al valor que tradicionalmente han tenido como instituciones, hay que añadir el papel que ofrecen como soporte y garantía de deberes y obligaciones de los ciudadanos y como testimonio de la actuación de las administraciones. Además, cuentan con un papel de alto contenido cultural que potencia la colaboración y apoyo con otras instituciones.

Instalaciones modernas

La Biblioteca Pública del Estado en Guadalajara y el Archivo Histórico Provincial compartían ubicación en el palacio del Infantado, junto al Museo de Bellas Artes. La biblioteca se trasladó al flamante palacio de Dávalos, tras recibir una fuerte inversión del Ministerio de Cultura. Ahora es al Archivo al que le va a tocar trasladarse. En opinión de su director, Rafael de Lucas, este proceso es lógico por el elevado número de originales que custodia el Archivo y por la actividad que genera, lo cual requiere de salas de estudio, investigación y exposiciones. El Archivo Histórico, en contra del estereotipo que lo pinta como un lugar sólo acotado para investigadores, se ha convertido en un centro cultural de referencia para la ciudad.

El edificio nuevo del archivo será a medida y dispondrá de las instalaciones adecuadas para ponerlo en el siglo XXI, sobre todo en el tratamiento tecnológico de los documentos y en su propia organización. Actualmente, en el palacio del Infantado, las dependencias del Archivo se componen de una sala de investigadores, el despacho de la dirección, la oficina y los depósitos, exclusivamente. Llega un momento en que la propia capacidad para absorber la documentación que produce la Administración se acabará y se producirá un colapso. Esto es lo que busca prevenir la nueva sede, suficientemente espaciosa.
Los principales fondos que conserva el Archivo son los de los protocolos notariales centenarios, con documentos de principios del siglo XVI, documentos de la Delegación de Hacienda tan antiguos que llegan a través de la desamortización de Mendizábal. El documento más antiguo que dispone el Archivo es un testamento relacionado con una capellanía de Cifuentes, de 1427. Hay bastante documentación del siglo XV recogidos en el XVIII durante la desamortización. También perviven fondos del catastro, de la Administración de Justicia, de todas las delegaciones de la Junta, de las antiguas delegaciones de la Administración periférica del Estado hasta 1978, el catastro del Marqués de la Ensenada. Es habitual que al Archivo Histórica sigan llegando alcaldes para ver cómo se denominaban ciertos parajes de los términos donde ellos gobiernan. Tienen interés de despoblados que ya han desaparecido. Los usos del archivo son múltiples y a veces insospechados.

Despiece

Un referente de la cultura local

Las funciones del Archivo han ido cambiando y se han ampliado con el paso del tiempo. Un archivo, en la época que vivimos, ya no sirve sólo para almacenar documentos añejos. Se trata de un instrumento más dinámico y móvil. El Archivo Histórico de Guadalajara se ha convertido, en los últimos años, en un referente de la cultura de Guadalajara, primero bajo la dirección de Riansares Serrano y ahora de Rafael de Lucas, prestando apoyo a los investigadores, facilitándoles su tarea y manteniendo una línea de actividades de gran interés social.
Un caso paradigmático fueron los actos conmemorativos del 75 aniversario de la Fundación de los Archivos. Guadalajara fue sede nacional de estas jornadas. Expertos nacionales participaron en unas jornadas técnicas que se desarrollaron en la capital del 15 al 17 de noviembre del pasado año, fechas en las que también se inauguró una exposición con documentos que permiten conocer la vida en la provincia en los últimos siglos. La actual delegada de Cultura de Guadalajara, Riansares Serrano, destacó entonces el importante papel de servicio público que hoy en día juegan los archivos tanto para las administraciones, como para los ciudadanos. El 12 de noviembre de 1931 se crearon por Decreto, dado por el Presidente de la República, Manuel Azaña, los Archivos Históricos Provinciales con la finalidad fundamental de concentrar la documentación histórica que se encontraba dispersas por toda España en archivos y dependencias de diversas entidades. Desde entonces los archivos históricos provinciales españoles se han encargado de recoger documentos, organizarlos, describirlos y ponerlos a disposición de los ciudadanos. Hoy al valor que tradicionalmente han tenido los archivos como instituciones que albergan documentación histórica, se suma el papel que ofrecen como soporte y garantía de los derechos y deberes de los ciudadanos y además sirven como testimonio de la actuación de las distintas administraciones.

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Un archivo pionero y multiusos

El Archivo Histórico de Guadalajara fue uno de los primeros que empezó a funcionar en España. En 1972 se trasladó al palacio del Infantado.

El Archivo de Guadalajara fue uno de los primeros en comenzar a funcionar, en un primer momento en el actual Liceo Caracense, para trasladarse en 1943 al Palacio de la Diputación y en 1972 al Palacio del Infantado, donde sigue hoy en día a la espera del traslado a la nueva sede que ya está en proyecto. Fue Layna Serrano quien propuso que se expropiara el Palacio de Dávalos para instalar allí el Archivo y la Biblioteca, donde curiosamente hoy se encuentra la nueva Biblioteca pública de Guadalajara.

Pocos dudan ya de la utilidad de los archivos históricos. Antes no estaba tan claro. Quizá porque estaban más cerrados a la sociedad. Ahora es al revés. Los archivos se han abierto al público y no sólo al especialista. El objetivo es que se vea a los archivos como algo similar con a la biblioteca, un espacio cultural con actividades y no sólo un centro de recopilación de libros y documentos.

A esta tarea se ha encomendado el excelente grupo de profesionales que trabaja en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, todavía instalado en la sede del Infantado, a la espera del traslado a la nueva sede en la calle Julián Besteiro. El equipo técnico del Archivo está dirigido por Rafael de Lucas Vegas (Guadalajara, 1960), director de este centro desde septiembre de 2004. Es licenciado en Historia por la Universidad de Alcalá y especializado con un postgrado de archivística. Pertenece al cuerpo superior de archiveros de la Junta de Castilla-La Mancha. Vino de Toledo, donde era jefe de sección del archivo regional, adscrito a la Consejería de Administraciones Públicas por ocuparse de todos los documentos administrativos del Gobierno autonómico.

No sólo investigadores

De Lucas explica que la actividad diaria en el Archivo consiste, básicamente, en “tratar los documentos que aquí se conservan, analizarlos y ponerlos al servicio del público y de las instituciones. Generalmente, recibimos transferencias de documentación, que nos llegan de notarios… Recibimos la documentación, la analizamos, la describimos y finalmente la ponemos al servicio del público, para su consulta”.

En su opinión, el perfil medio del usuario del archivo ha cambiado notablemente. “El perfil hasta hace pocos años era de un usuario “selecto”, en el sentido de que eran investigadores, historiadores que venían a consultar la documentación histórica que, desde el punto de vista de acceso de la legibilidad de documentos, eran para especialistas. ¿Por qué? Porque aquí los documentos que hay del siglo XV hasta el XXI, pero esos especialistas buscaban documentos en protocolos, censos para hacer esa labor de investigación. Los fondos que se conservaban eran de este tipo. A partir de un decreto de 1969, los archivos empiezan a recibir fondos de la Administración, pues son los ciudadanos quienes más empiezan a consultar. Por ejemplo, la documentación catastral, todo lo que son fincas rústicas y urbanas. Ahora ya el perfil ha mutado porque el propio fondo documental ha cambiado. Tenemos documentación que le sirve más al ciudadano para salvaguardar sus derechos”.

Otro de los puntos en los que se hace hincapié es la divulgación de los archivos, y de ahí las jornadas organizadas precisamente en Guadalajara el año pasado, con motivo del 75 aniversario de la creación de los archivos. Es evidente que un archivo no es igual que una biblioteca. Las bibliotecas tienen niños como usuarios. Los archivos no. Pero, en todo caso, el objetivo marcado es abrir al máximo las posibilidades culturales de un archivo para atraer al mayor número de público interesado en trabajar con la documentación que guarda en un archivo.

El Archivo tiene una Asociación de Amigos, presidida por Manuel Martín Galán, profesor de Historia Moderna de la Universidad Complutense. Es un estudioso procedente de Atienza, especialista en el catastro del Marqués de la Ensenada. Tiene la asociación más de doscientos miembros y, gracias a ella, el Archivo canaliza gran parte del trabajo de difusión cultural.