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La consejería de Cultura estudia relanzar la candidatura de esta zona como Patrimonio de la Humanidad

Los alcaldes apoyan la iniciativa, aunque priorizan el proyecto del Parque Natural de la Sierra
La Junta de Castilla-La Mancha, a través de la consejería de Cultura, está estudiando relanzar la candidatura de la Arquitectura Negra de Guadalajara para su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Hace diez se barajó esta idea, pero al final no salió adelante. Ahora, la consejera de Cultura, la alcarreña Marisol Herrero, pretende impulsar de nuevo este proyecto porque, a su juicio, “la zona merece este reconocimiento”. Los alcaldes de los pueblos de la Sierra del Ocejón valoran positivamente esta iniciativa, pero insisten en priorizar el proyecto del Parque Natural de la Sierra Norte, promovido por la consejería de Medio Ambiente, como mejor garantía de futuro.
Nueva Alcarria, 20.08.07
Raúl Conde

La consejera de Cultura, Marisol Herrero, tiene sobre la mesa un proyecto que data de hace diez años. El departamento que dirige está estudiando retomar la idea de declarar a Valverde de los Arroyos y a la Arquitectura Negra como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La propia consejera, en una entrevista concedida a Nueva Alcarria, declaró: “no nos cerramos a nada y somos ambiciosos porque esta zona se merece este reconocimiento”. Herrero se mostró abierta a recibir a todos los alcaldes de la comarca para retomar la cuestión. Al mismo tiempo, recordó que se necesitan elaborar informes pormenorizados que permitan dotar a esta zona de la misma distinción que en Castilla-La Mancha gozan las ciudades de Toledo y Cuenca.

En 1997, el Gobierno regional elevó esta propuesta a la Comisión Nacional de Patrimonio Histórico, que la aceptó. Algunos de los puntos que se valoraron en esta solicitud fue las características de los materiales empleados en las construcciones de los pueblos que se extienden por las sierras de Ayllón y el Ocejón, además de las comarcas colindantes de Segovia y Madrid. Sin embargo, esta catalogación todavía no ha llegado a la comarca de la que la propia Herrero afirma que “debería contar con este reconocimiento”.

Los alcalde de la zona apoyan la propuesta, peor se muestran algo reticentes a que pueda salir adelante. No es fácil obtener la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Hay dos criterios que la Arquitectura Negra no cumple de antemano: el hecho de que no es una construcción estrictamente original, puesto que en otras zonas del norte de España ya existen también este tipo de construcciones; y, por otra parte, las alteraciones que han sufrido las construcciones de pizarra desde hace treinta o cuarenta años en adelante. Hay pueblos, como Valverde o Campillo de Ranas, que han conservado con un criterio esforzado la arquitectura negra, pero no de forma integral. La declaración se obtendría si las construcciones se mantuvieran como hace cincuenta años. Y eso sólo se da en un núcleo, ya despoblado, de la comarca: La Vereda. El resto ha añadido elementos estridentes que rebajan la originalidad del patrimonio.

El primer edil de Campillo, Francisco Maroto, apuesta por proteger el entorno: “quizá el Ocejón y la conservación de la naturaleza pueda tener mayor recorrido, por ejemplo, los acebos que se conservan en Valverde, el Ocejón y los robledales o apostar por el agua como pulmón verde”. Maroto afirma que ya ha hablado de manera informal con la consejera de Cultura de este asunto, pero que todavía no se han reunido de manera oficial. Los alcaldes del área afectada tampoco se han encontrado. La propuesta surgió hace diez años, tuvo su boom en los medios de comunicación locales y ahí se acabó todo.

Normas en los pueblos

En todo caso, venga o no la declaración de la UNESCO, Campillo de Ranas, Valverde de los Arroyos y Majaelrayo han elaborado unas normas urbanísticas para que todas las construcciones que se ejecuten guarde una armonía con el entorno arquitectónico de la zona donde priman las construcciones de pizarra. En el caso de Campillo, precisamente, el Boletín Oficial de la Provincia del pasado lunes publicó una ordenanza municipal para la edificación de Campillo de Ranas, donde se recogen todas las exigencias ambientales y estéticas para proteger la arquitectura característica de la zona, la arquitectura negra. De esta forma, se especifica que cualquier proyecto dependerá de su armonización con la arquitectura tradicional y con su entorno inmediato, en lo referente a volúmenes, materiales, acabados…

En cuanto a los cerramientos de parcelas y solares, la ordenanza establece que deberán ser de muro de mampostería de pizarra o cuarcita dispuesta igual que en las fachadas. En lo referente a la morfología de las cubiertas, esta deberá ser inclinada en obra nueva, y en proyectos de reforma y rehabilitación, se deberá mantener la existente. En cuanto a los materiales a utilizar se establece que el acabado de la cubierta, chimeneas y aleros será de lajas de pizarra de morfología irregular, con exfoliación natural y dispuestas al modo tradicional, de la tonalidad de la zona y pudiendo intercalarse cuarcitas en pequeñas proporciones. Además, prohíbe expresamente ciertos materiales como el fibrocemento, la tela asfáltica, la chapa, la piedra artificial y los materiales sintéticos, así como los recubrimientos continuos de mortero o espuma. El BOP recoge también las normas a seguir en cuanto a la construcción o recuperación de chimeneas, aleros, canalones, huecos , carpinterías y protecciones o rejas, siempre cumpliendo con el espíritu integrador en la zona. En lo referente a las antenas parabólicas se establece que estas deberán ser evitadas en la medida de lo posible y en cuanto a los paneles solares, la normativa recuerda que la Comisión Provincial de Patrimonio acordó eximir de la obligatoriedad de disponer de una instalación de captación, almacenamiento y utilización de energía solar de baja temperatura mediante paneles solares térmicos, a todos aquellos inmuebles característicos de la Arquitectura Negra.

Del Ocejón al mundo

La ruta de la Arquitectura Negra es uno de los primeros destinos turísticos de Castilla-La Mancha

La Arquitectura Negra es una arquitectura popular que emplea como elemento constructivo principal la pizarra, compuesto mineral de tonos grises, violetas, azulados, pardos, plateados o negruzcos, según los expertos en la materia. Se trata de una técnica empleada tradicionalmente en algunas regiones españolas, y no sólo en la Sierra de Guadalajara, en las que la pizarra es un material abundante, y además, debido a los precarios medios de comunicación, no se dispone de otros materiales alternativos. Este tipo de arquitectura es aplicable a todo tipo de construcciones, tanto viviendas como cerramientos y delimitaciones agrícolas y ganaderas, albergues para animales, caminos, puentes, etc…

En Guadalajara, pueblos con arquitectura negra son Campillejo, El Espinar, Roblelacasa, Campillo de Ranas, La Vereda, Matallana, El Vado, Robleluengo, Majaelrayo, Valverde de los Arroyos, Cantalojas y Zarzuelo de Galve. En Segovia: Becerril, El Muyo, El Negredo, Martín Muñoz de Ayllón y Serracín.
El nombre de arquitectura negra se debe, obviamente, al tono oscuro de los materiales de construcción utilizados, originarios de la zona, donde se encuentran en gran abundancia, como son maderas de roble, piedras de gneiss y planchas de pizarra. Los pueblos son agrupaciones de escasos edificios, todos ello muy amplios, formados por vivienda y almacen o corral, por ser una zona de gran desarrollo ganadero. Estos pueblos carecen casi totalmente de trazado urbano, algunos de ellos no tienen ni plaza, se agrupan en pequeños barrios de cinco o seis casas, quedando entre ellos a veces incluso amplias praderas.

El conjunto de estos pueblos serranos de Guadalajara, en los que la construcción de los edificios se realiza con los materiales del terreno, es magnífico y realmente único en todo el ámbito de nuestra región. Los propios aldeanos llaman a sus localidades los «pueblos del Dios de la noche» porque según se refiere de padres a hijos, dicen que los hizo Dios en una sola noche, salpicándolos por las vertientes de la sierra atencina, y así resultaron tan negros y tan desperdigados en sus elementos. Los muros de estas construcciones se realizan en gruesa mampostería de gneiss o pizarra, según zonas, con escasos vanos debido al duro clima de la zona, pequeñas puertas y reducidos ventanales que se enmarcan por dinteles de madera. Las cubiertas son siempre de lajas de pizarra que van aumentando de tamaño progresivamente desde el vértice del tejado hasta el alero, siempre a dos aguas con mucha pendiente para que escurra el agua y la nieve que suele ser abundante en invierno.

En el interior los muros aparecen encalados para que la vivienda disfrute de mayor luminosidad, dado lo reducido de los vanos. El pavimento es en su parte baja de grandes losas de piedra o lajas pizarrosas unidas por aglomerados de barro. Las estancias se reducen a portalón, cocina con gran chimenea y dormitorios, separadas a veces por escalones para evitar la entrada de aguas y animales.