OPINIÓN

ORGULLO SERRANO

"Respetamos todos los proyectos, pero nosotros somos una asociación de amigos de la Sierra, de gente de la Sierra, que busca fomentar la cultura y el medio ambiente. Y sobre todo busca pasarlo bien entre todos. Juntos. No por separado"
Henares al día, Octubre 2008
Raúl Conde

Es complicado explicar todo lo que sucedió el sábado 18 de octubre en Las Minas (Hiendelaencina). Es complicado definir bien las sensaciones de todos los que hace unos meses nos marcamos algunos sueños. El I Día de la Sierra fue un éxito. Total, rotundo. Está mal que yo lo diga, pero hablo en nombre de todos los que participamos en la organización: estamos contentos, satisfechos, ufanos. Felices. En mi pueblo me contaron de pequeño que bien acaba lo que bien empieza. Me da en la nariz que esto no ha terminado, sino más bien que acaba de empezar. Fue un día glorioso. Por la animación de la gente, por el ambiente de fiesta y concordia, por las actividades culturales, por el sentimiento de Jerónimo Pérez y Carolina Lozano para describir la riqueza etnobotánica del Alto Rey, por la participación, por la alegría de las rondas (¡gracias Horche!), por el sonido imprescindible de la dulzaina (Kalaberas y Mirasierra, estupendos) por la fuerza de José Antonio Alonso, por el cariño y la emoción de Pedro Vacas, por la pasión que le puso Chani en su premio, por el tesón de los danzantes de Condemios y Galve, por el apoyo de las administraciones (Diputación, Junta y ADEL) y por lo bien que lo pasamos aquellos que nos pusimos la casaca verde y organizamos el cotarro. Y, además de todo eso, porque no llovió y la caldereta rozó lo sublime.

La Asociación Serranía no es equiparable a la plataforma «La Otra Guadalajara». Es lógico establecer la analogía, pero conviene precisar las cosas. Los fines son distintos y la naturaleza también. Se dijo en la rueda de prensa de presentación y lo repito aquí ahora: no somos una plataforma de reivindicación, ni una asociación de protesta ni una organización ecologista. Respetamos todos los proyectos, pero nosotros somos una asociación de amigos de la Sierra, de gente de la Sierra, que busca fomentar la cultura y el medio ambiente. Y sobre todo busca pasarlo bien entre todos. Juntos. No por separado.

Sucedieron muchas cosas el sábado 18 de octubre. Quizá no todas se vean a primera vista. Quizá no todas puedan explicarse en este comentario. Lo que sí quedó claro es que en el ambiente fresco de Las Minas flotaba una sensación sana, positiva, constructiva, de una recuperación que está en el ánimo de la Asociación Serranía: el orgullo de sentirse de esta tierra. Los procesos de pertenencia a un territorio pueden originarse por muchas razones. En este caso son la cultura y el medio ambiente los dos principales reclamos. Pero sus efectos atraviesan ambas áreas para propiciar, entre todos los serranos, un acercamiento mayor y una capacidad mucho más alta para encarar los problemas de toda la comunidad, en este caso de toda la comarca, y no sólo de un pueblo determinado. La unión fortaleza más que nunca, dado que la Sierra de Guadalajara es uno de los territorios, como el resto de zonas rurales, históricamente desconsiderado no sólo por las administraciones, también por la sociedad. Antes lo que venía del pueblo era sinónimo de antiguo y atrasado. Ahora la gente respeta la cultura rural.

En nuestro caso, el Día de la Sierra está dedicado, evidentemente, a todos los serranos. Porque se lo merecen y son ellos los principales destinatarios. Pero también a mis compañeros de hazaña. A Jerónimo Pérez y Carolina Lozano de Zarzuela, a José Miguel Llorente de Las Minas, a Rosi Herrero y Víctor de la Vega de Galve, a Julito de Bustares, a Antonio Garrido de Cantalojas, a Pepi Durán de Condemios, a José Antonio Alonso de Robledo de Corpes, a Juan y Montse de Naharros. Todos ellos están en el germen de esta idea milagrosa. También merecen un aplauso dos personas más: Mariano Escribano, alcalde de Las Minas, que es un tipo formidable con una generosidad sin límites. Y María Antonia Pérez León, una fuerza de la naturaleza a la que ya hemos convertido en serrana.