Entrevistas

19 enero 2009

JAVIER SERRANO COPETE, ESCRITOR

“Anguita es una mina para estudiar la época de Celtiberia”

Este joven abogado barcelonés de 23 años ha publicado un extenso libro donde profundiza en la historia, la arqueología y la cultura del municipio de Anguita (Guadalajara)
Dicen que cuanto más acelerado es el proceso de globalización, más interés suscita todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Quizá esa es la explicación del por qué tantos autores ahondan en su patria chica. Un caso extraordinario es el del joven abogado Javier Serrano Copete (Barcelona, 1985). Con tan sólo 23 años, acaba de publicar su segundo libro: “Una historia de Anguita. El pueblo y su entorno” (AACHE Ediciones, 288 págs.). El primer volumen que sacó a la calle fue “Di que fue un sueño”, un compendio de relatos y ensayos publicado en una editorial argentina. Javier Serrano es un amante de las letras que, animado por su familia, decidió zambullirse en las interioridades de su pueblo. En la introducción del libro confiesa que su trabajo es el de jurista, sus aficiones la historia, la zoología y la paleontología, y su vocación, “mi Pueblo”, con mayúsculas. En la obra hace un repaso extenso de todo cuanto ha ocurrido en Anguita, pueblo importante de la zona del Ducado donde se constituyó la primera Diputación Provincial. El libro no es un tratado soporífero de historia. Al contrario: es un texto escrito con garra y con una fuerza expresiva donde se descubren decenas de curiosidades de los anguiteños de ayer y de hoy.
El Decano de Guadalajara, 16.01.09
Raúl Conde

Tiene usted 23 años y ya ha publicado dos libros. ¿Por qué se fija en Anguita?
Anguita es el pueblo de mi familia paterna, donde he estado desde que era pequeño, y en la familia siempre me comentaron por qué mi tío y yo no nos atrevíamos a hacer un libro sobre el pueblo porque teníamos bastantes libros que se referían a Anguita. Hasta este año, que he terminado la carrera y he tenido más tiempo libre, no me había atrevido a hacerlo.

El estilo del libro está a medio camino de la rigurosidad, propia de la historiografía, y una escritura amena.
Digamos que sí. He intentado que no sea el típico libro de historia, que para alguien que no sea historiador es bastante aburrido, en el sentido que es un compendio de datas. Se trata de buscar de darle un poco de argumento o de ritmo, que interese también a alguien que no esté tan puesto en la historia o que simplemente tenga ganas de conocer el pueblo.

¿Qué ha encontrado cuando se ha puesto a hablar con la gente del pueblo sobre su historia?
Lo que me he encontrado es un poco lo que yo sentía extrañeza de cómo Anguita tenía tanta historia y cómo se había olvidado hasta el momento. La gente del pueblo contaba leyendas, pero luego he podido constatar que no eran sólo leyendas, sino testimonios de antiguas cosas que ocurrían en el pueblo. Luego, el cura del lugar me ha ayudado mucho y en el archivo había anécdotas totalmente sorprendentes, como el caso de la excomunión del pueblo por los problemas que hubo entre Sigüenza y Medinaceli en tiempos de construir la catedral. La verdad es que he aprendido bastante.

¿Los vecinos del pueblo son conscientes de su riqueza historiográfica?
Consciente de que el pueblo era dentro de la zona históricamente de lo más relevante, pues creo que sí. Digamos que la iglesia, sobre todo la de San Pedro, ya ve cualquiera que es una iglesia especial, en el pueblo siempre han aparecido restos arqueológicos y aunque la gente no supiera lo que es, sí tenía conciencia de que era algo antiguo con mucho interés. Y lo que son monumentos habidos y perdidos, hay muchos y la gente tiene recuerdos de ellos, como la nevera islámica.

¿A qué fuentes documentales ha recurrido?
Para buscar filones, sobre todo el archivo parroquial, algunas cosas dentro del archivo del propio Ayuntamiento de Anguita, y luego en diferentes lugares como internet, pidiendo documentación a diferentes profesores y catedráticos que me han ayudado, sobre todo en la parte arqueológica, y luego también a otras instituciones como el Museo y la Biblioteca de Guadalajara y el Archivo de la catedral de Sigüenza.

¿De dónde procede la palabra Anguita?
Hay varias teorías. Siempre se había dicho comúnmente que Anguita venía del vasco, como sinónimo de pastizal, de cuando la repoblación de la zona que se supone que vino mucha gente de la zona vasca. A mí siempre me ha extrañado un poco que lo que más se destacara de Anguita fuera el pastizal porque hay pastizales pero no es lo más significativo del lugar. Entonces indagamos más en el origen y tuve la suerte de topar con el libro de Francisco Villar, un estudioso bastante competente de temas indoeuropeos. Según él, “An” significa río y “guita” estrecho, y la verdad es que me pareció más congruente. Además, en el Cantar de Mío Cid ya aparece Anguita y es anterior a la repoblación vasca.

En el libro hace hincapié en la historia antigua. ¿Los primeros anguiteños son los pobladores de la Cueva de la Hoz?
No sé si los primeros pobladores, pero lo que sí está prácticamente claro es que los primeros anguiteños poblaban en las diferentes cuevas que había en el lugar. De hecho, en la propia Anguita, además de la Cueva de la Hoz, existen otras cavidades de los que se tiene conocimiento de haber vivido gente. En los Hocines también. En la Cueva de la Hoz, como tiene especial importancia, recibe un tratamiento también especial en el libro.

Quizá la cueva más conocida de la zona es la de los Casares, en Riba de Saelices, en parte también por originarse allí el incendio del Ducado. ¿En qué se diferencia la cueva de la Hoz y la de los Casares?
La diferencia fundamental es que la cueva de los Casares es una cueva que se puede visitar por sus proporciones, mientras que la cueva de la Hoz no es practicable. Tiene mucha agua y eso hace que sea mucho más fácil de investigar la Cueva de los Casares que la de la Hoz.

¿Cuántos yacimientos arqueológicos tiene Anguita y sus pedanías?
Una cosa son los que están fichados o catalogados pero no estudiados del todo y otra los que no. Ahora por ejemplo se acaba de descubrir una villa romana en Aguilar y la han tenido que volver a tapar por las obras del oleoducto y no se ha podido investigar con toda la calma. Pero de los investigados está el campamento romano, que con total certeza fue antes una ciudad celtíbera, la necrópolis de Aguilar, cuevas rupestres en la cueva de la Hoz, de la Mora y otras cuevas tienen signos, y los castros en Anguita y Aguilar.

En el libro cita a Estrabón, que consideraba que los celtíberos eran incivilizados, salvajes, de hábitos espartanos, sucios, brutos y borrachos. ¿Cómo eran en realidad los celtíberos?
Hoy en día cuando vemos información de guerras, todos damos por hecho que nos están transmitiendo lo que quieren o lo que pueden, pero muchas veces asumimos que lo que escribieron los romanos o los griegos, como el caso de Estrabón, tomamos todo lo que dice por cierto. Y muchas veces estaban más condicionados que actualmente. Lo que sabemos de los celtíberos es a través de sus enemigos. Los celtíberos era un pueblo adaptado a la zona, que como en lugar del mundo pero aquí especialmente, ha sufrido un cambio climático. Es probable que hubiera una cierta desertización y esta gente era arisca o dura en el sentido que tenía que estar adaptada a un medio muy hostil.

¿La mayoría de los castros se forma durante la Edad del Hierro?
Sí, y algunos durante la Edad del Bronce. Aunque en el fondo estos castros los asimilamos a pueblos, no llegaban ni a barriada. A lo mejor en uno de ellos podría vivir una docena de habitantes. La densidad era más elevada pero la población estaba más dispersa.

¿Qué aprovechamiento hace Anguita en la actualidad de Celtiberia?
El aprovechamiento es nulo. No sólo Anguita, sino Luzaga o Medinaceli o Sigüenza, son lugares que se han centrado más en otras vertientes de su historia, y en el caso de Anguita o Luzaga, en ninguna porque o bien no ha habido recursos o bien no ha habido voluntad. También hay muchas cosas que se han encontrado aquí pero no están en la zona. Por ejemplo, en el caso de la necrópolis de Aguilar hay muchas cosas de relevancia, pero están en el Museo Arqueológico Nacional. Lo que queda, si no es excavado, para el visitante no acaba de ser del todo vistoso. Lo que sí son vistosos son los castros y podrían aprovecharse mejor las murallas.

O sea, que conviene aumentar la inversión.
Totalmente, estamos hablando de pueblos que este año hemos tenido algún día sin agua en el sentido que se han necesitado más dinero para reformar las tuberías. Y claro, si en un sitio tienes que invertir dinero para reformar las tuberías para agua, ya ni te planteas proyectos culturales de este tipo.

El municipio de Anguita tiene agregadas cuatro pedanías: Santa María del Espino, Aguilar de Anguita, Villarejo de Medina y Padilla del Ducado. ¿Qué espacio ocupan en su libro?
Digamos que una cosa es la realidad histórica y otra la realidad actual. Estos pueblos jamás han pertenecido al municipio hasta tiempos relativamente recientes. Son pueblos que históricamente no han tenido especial trato con Anguita. Su devenir histórico y cultural tira más hacia otros lados. Hasta hace un siglo, Anguita era del Partido Judicial de Sigüenza, el resto era del Partido de Cifuentes. Los únicos pueblos que estaban relacionados, porque lindan como vecinos, son Aguilar de Anguita y Santa María del Espino. En otros pueblos no he profundizado.

Anguita está situado a 1.154 metros de altitud media. ¿De qué han vivido sus gentes?
Como en todos los pueblos de la zona, fundamentalmente, del cereal y de la ganadería ovino y caprina, que es la que más beneficios ha dado al pueblo. Ahora hay algo de vacuno y antaño tuvo cierta capacidad industrial para la época. Hasta mediados de siglo, tuvo una fábrica de harinas, que supuestamente si no hubiera sido por problemas familiares o por haber fábricas de harinas en Sigüenza o Medinaceli, hubiera continuado. También hubo tintes hasta principios del siglo XX, y batanes. La industria de la lana tuvo importancia desde la Edad Media hasta la Edad Moderna.

¿Qué es el campo Taranz?
Es una de las cosas más misteriosas de Anguita. Supone un tercio del término municipal de Anguita en superficie y es algo que los propios anguiteños conocen. Es curioso porque Anguita aparece citado una vez en el Cantar de Mío Cid, pero el Campo Taranz aparece dos. Es un sitio bastante peculiar, no sólo por ello, sino por su naturaleza. Es un ejemplo de paramera prácticamente virgen por los bajos aprovechamientos agrícolas por el clima extremo. Tiene una vegetación que se ha conservado, como el cambrón, que los anguiteños vendían como combustible, y sabinas albares. También hay alondra Dupont. Aparte el campo Taranz tiene muchos fósiles, yacimientos de minerales y más de un misterio que los investigadores no han llegado a averiguar.

¿Qué representa la carrasca para la zona de Anguita?
Es el árbol más abundante de toda la zona de Celtiberia. Según testimonios, es un árbol con cierta mitología para los celtíberos. Los anguiteños, hasta hace poco tiempo, era de donde sacaban el combustible. Los celtíberos llegaban a encontrar alimento en la carrasca.

El pinar, las encinas, los sabinares. ¿Es lo más destacado del medio natural anguiteño?
Quizá es incluso lo más destacado de toda la Celtiberia. En comparación con los pueblos vecinos, en el caso de Anguita lo más señalado es, al pasar el río, la vegetación de ribera. El Tajo y el Jalón no están lejos. Toda la zona de la Hoz tiene mucha riqueza no sólo faunística y flora, sino en rocas erosionadas.

¿Qué papel ocupa Anguita durante la Guerra de la Independencia?
Resulta que un día mi padre estaba leyendo “Los miserables” de Víctor Hugo, me llamó corriendo para decirme que salía Sigüenza y Luzón. El padre de Víctor Hugo era el general Hugo, que era el comandante de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia. Un día, estando en una librería de Barcelona, topé con las memorias del general Hugo y vi que salía Anguita y todos los pueblos. Después pude ver que en la propia Peña del Águila de Anguita se libró una batalla. También es curioso que se eligiera a Anguita como sede para constituir la primera diputación provincial en el propio Ayuntamiento que tiene proporciones de palacete. Era la casa del recaudador de los Medinaceli. Era el edificio burocrático por excelencia del Común de Villa y Tierra de Medinaceli.

¿Por qué se produjo la excomunión de Anguita cuando se construía la catedral de Sigüenza?
El cura del lugar, aparte de ser un buen amigo, es una persona muy culta y movida. Me comentó que en una obra de referencia como la del padre Toribio Minguella, había leído que Anguita estaba excomulgada. En la época posterior a la Reconquista, Sigüenza y Medinaceli rivalizaban por la preeminencia en la zona. Durante el periodo islámico era más relevante Medinaceli y hubo un pleito que lo pagó Anguita y sus aldeas. Para la construcción de la catedral se pidió una contribución especial y resulta que Medinaceli y las aldeas de su Común no llegaron a pagarlo y hubo pleito en Roma que se saldó con una bula papal, que fue por la que se “perdonó” la excomunión.

Habla de dos personajes, Martín Somolinos y Ramón y Cajal. ¿Qué vinculación tuvieron con el pueblo?
Martín Somolinos lo conocí porque me comentó Antonio Herrera Casado que había nacido en Anguita. Me chocó porque fue quien introdujo la ciencia de la homeopatía en España, pero se ve que en Anguita, pese a nacer, no tuvo especial trato. Y luego, Ramón y Cajal, ya octogenario, su mujer tenía problemas de salud por la edad y se marchaban a Sigüenza a veranear porque les iba bien el aire. El ama de llaves de Ramón y Cajal, Isidora, era de Anguita. Y claro, siempre hablaba de su pueblo y a Ramón y Cajal le picaba la curiosidad. Al estar en Sigüenza, les invitó a pasar por Anguita pero dado que era de la familia de las más pobres del lugar, no tenían una casa digna y le pidieron que les prestase la casa el médico del lugar y se hospedaron en la casa del médico. Allí estuvo durmiendo, siendo ya premio Nobel y ya mayor. Ahora esa calle está dedicada a Santiago Ramón y Cajal.

En el ámbito del patrimonio, ¿la iglesia de San Pedro es el emblema principal?
Es lo más vistoso. Es una iglesia románico-gótica bastante bonita. Es un monumento que siempre gusta, ha sido un monumento restaurado gracias a Dios por el párroco de la localidad y ahora se oficia misa allí. La ermita de Nuestra Señora de la Lastra hace de parroquia del pueblo y tiene proporciones más grandes que la iglesia. Y luego hay una tercera y choca que en un pueblo como Anguita haya iglesias tan grandes.

La mayoría de las poblaciones de la provincia de Guadalajara han perdido habitantes en el siglo XX. Sin embargo, en Anguita este proceso de despoblación es más acusado. En 1910 contaba con 1000 habitantes censados. Ahora creo que está en los 140. ¿A qué es debido?
En verano llegamos a los 700 habitantes tranquilamente. El cambio brusco se produce por la desaparición de una cierta industria que había en Anguita. Lo que pasa es que con la Revolución Industrial se queda obsoleta. Y luego por el clima es bastante difícil que la agricultura pueda ser rentable. El catedrático de Prehistoria, Francisco Burillo, dice en el prólogo de mi libro que el territorio de la Celtiberia histórica, a la que pertenece Anguita, tiene una densidad de 9 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las zonas más despobladas de la Unión Europea.

En su blog, Nubiru, ¿cuenta cosas de Anguita?
Digamos que sí, con cierta regularidad. Lo que pasa es que ahora con el libro ya no tanto porque además estoy opositando y no tengo más tiempo para investigación profunda. Pero en el blog hablo de tema libre, lo que se venga a la cabeza en cultura, historia, ciencia, paleontología o derecho. También acabamos de hacer un blog, que es El Cantón de Anguita, para contar cosas del pueblo.