La Garlopa Diaria

21 abril 2021

Que nos ahorren sermones sobre el mérito deportivo

Comprendo la alegría generalizada por el fiasco de los clubes patricios con ese invento de la Superliga y, especialmente, del presidente que maneja el Real Madrid como si fuera un cortijo. Pero no sé exactamente por qué el aficionado raso tiene que alinearse con los intereses de la UEFA, la FIFA, las federaciones, las patronales de las diferentes Ligas (incluido el ex militante de Fuerza Nueva que mangonea la Liga española), Boris Johnson y hasta el príncipe Guillermo. No ha habido una revuelta de las aficiones, por mucho que determinados periodistas deportivos nos vendan el cuento del romanticismo de la Premier. Ha habido una reacción feroz de la trama corrupta que parasita la industria del fútbol europeo para retener los derechos de explotación. Y, en el caso del Reino Unido, ha habido una reacción nacionalista furibunda bajo el subterfugio del bla, bla, bla de la solidaridad y la competitividad. Como si el modelo actual de Champions, jibarizado por clubes en manos de millonarios o incluso de Estados teocráticos en los que se aplastan los derechos humanos, estuviera gestionado por ONGs con todos los clubes participando en condiciones de igualdad. «Tenemos que proteger el juego nacional», dijo el primer ministro británico.

La iniciativa de los grandes clubes era extractiva y salvaje, y buscaba salvar los ingresos de una burbuja obscena que no se sostiene con la pandemia. Pero el conglomerado que le ha doblado el pulso es la peste. Lo digo por aquello de no dejarnos llevar por la corriente. El presidente de la UEFA es el padrino de una de las hijas de Agnelli, dueño de la Fiat y la Juventus. Lo pongo como ejemplo de la cercanía entre los contendientes y de lo lejos que está el común, o sea, todos nosotros, de todo eso. Esta es una pelea de mafiosos por el pastel. Sería interesante que nos ahorrasen sermones sobre el mérito deportivo.

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