La Garlopa Diaria

28 mayo 2008

Referéndum

Leo las dos preguntas del referéndum de Ibarretxe:

Primera pregunta: ¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?

Segunda pregunta: ¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos sin exclusiones inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?

Los referéndums son un sistema democrático directo, pero tienen doble filo. Se consulta al pueblo sobre un asunto muy importante y luego los representantes del pueblo deciden, en función de si es vinculante o no. No es lo mismo la pantomima de referéndum que organizó Franco tras «25 años de paz» que el de la OTAN. Pero hay una frontera clara: la Constitución de ahora no prevé la celebración de un referéndum para ejercer el derecho a la autodeterminicación, sencillamente, porque tal derecho no cabe en la arquitectura jurídica de nuestro Estado.

Las dos preguntas de Ibarretxe al pueblo vasco creo que tienen trampa. La primera porque no especifica si ETA tiene que entregar las armas. Blair no empezó a hablar en el Ulster hasta que el IRA soltó sus arsenales. Ojo. Y la segunda porque un ciudadano, cualquiera, puede estar de acuerdo con un proceso de negociación posterior a la disolución de ETA, pero no necesariamente apoyar «el derecho a decidir del pueblo vasco».

Y hay otra cosa fundamental. También según la Constitución, en un hipotético caso de que uno de los territorios, de manera mayoritaria, exprese su derecho a separarse del resto del Estado, son los ciudadanos de todo el Estado, y no sólo de ese territorio, los que tendrían que pronunciarse. Ojo de nuevo.

Entiendo que muchos vascos no estén de acuerdo con la legislación. Entiendo también que detrás de la existencia desgraciada de ETA subyace un conflicto político, quizá alimentado artificialmente por los nacionalistas, pero con una raíz social que basta con viajar al País Vasco para comprobar. Entiendo que muchos vascos pidan la autodeterminación. Sin embargo, la diferencia entre un país serio y uno bananero es que el primero respeta las leyes y el segundo se las pasa por el forro. En el primer caso, además, se da la circunstancia que aquellos que no estén de acuerdo con alguna de las leyes, pueden proponer o intentar cambiarlas. Para eso están los partidos políticos. Para eso están las elecciones. La ley no es ambigua en todo esto. Es bastante tajante. Salvo para Ibarretxe.