PRIMER AÑO DE BARREDA

LA GARLOPA, Mayo 2005

El mismo día que el diario ABC publicaba a bombo y platillo, nada menos que un domingo, sendas entrevistas a Manuel Fraga y Manuel Chaves, representantes del constitucionalismo ibérico, reservaba sólo para su edición de Toledo una extensa entrevista con José Mª Barreda. Esto quiere decir que el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha no ha alcanzado todavía –parece lógico- la relevancia política de sus homólogos gallego y andaluz. Tampoco su estatura pública. Sus palabras encuentran un eco limitado en el patio autonómico español, sensación amplificada por las ganas de opinar sobre cualquier asunto que mostraba su antecesor. La cosa ha cambiado.
El mes pasado se cumplió un año desde la toma de posesión de Barreda. Algunos piensan que Castilla-La Mancha ha perdido peso y capacidad de influencia. Mi tesis es justo la contraria. Creo que la región ha rebajado dosis de demagogia y campechanía barata. A cambio, ha ganado en realismo (Barreda habla peor que Bono, pero menos, cosa que en parte se agradece) y en rigor institucional, puesto que la Junta arrincona el lenguaje de la identidad, de los símbolos, para afrontar asuntos concretos, como el agua o las autovías. Otro cantar es que se esté de acuerdo con sus actuaciones. Pero, si de imagen se trata, poco a poco los columnistas de la prensa madrileña van conociendo mejor a Barreda. Además, por su formación intelectual y su experiencia en la administración, dispone de más armas para hacerse oír en Madrid que otros presidentes autonómicos, digamos, también discretos. ¿Alguien sabe quién preside La Rioja o Castilla y León? Sólo sus votantes, y quizá no se acuerden.
En la entrevista concedida al diario monárquico, que ocupa siete páginas en su edición digital, la palabra Guadalajara no se menciona ni una vez. Ni por el periodista ni por el presidente. Tampoco en el resto de entrevistas publicadas recientemente, ni las de El Mundo y El País, ni en la de la agencia EFE. Fuera del ámbito provincial, por tanto, Guadalajara no existe en Castilla-La Mancha. Esto no es nuevo. Pasaba con Bono y sigue pasando con Barreda. A pesar de esta circunstancia, interesa lo que diga.
El presidente hace hincapié en el hecho de que, a su juicio, “el auténtico cambio en la región es que ahora somos capaces de alcanzar cualquier objetivo” (Abc, 1-5-05). Se refiere, fundamentalmente, en la reivindicación del agua, colmada para los socialistas tras el acuerdo con la ministra de Medio Ambiente, y en el salto cuantitativo y cualitativo que representa el avance espectacular en el PIB regional de la industria en detrimento del sector agrario. Para el presidente, Castilla-La Mancha es una de las autonomías en las que más empresas se crean en los últimos meses. Es un dato esperanzador, desde luego, pero no se acuerda Barreda de detallar el tipo de empleo creado. En el área económica, también se muestra esperanzado por el hecho de que la región siga siendo “Objetivo 1” para la Unión Europea. Los fondos siguen siendo necesarios, a pesar de lo que marcan las estadísticas.
El primer año del mandato de Barreda tiene dos bases principales: el acuerdo firmado con Narbona para el reconocimiento de los derechos de la cuenca cedente en el agua del Tajo y la construcción de las infraestructuras necesarias; y, segundo, la conmemoración del IV Centenario del Quijote. No sólo por su trascendencia cultural, sino sobre todo económica. La apuesta por el corredor ecoturístico de la ruta quijotesca hace que, en los tres primeros meses de este año, “se ha incrementado un diez por ciento el número de viajeros y un 16 por ciento el número de pernoctaciones”. Y lo mejor está por llegar, según el político ciudadrealeño.
Las otras dos patas de la acción política de Barreda son la educación y la sanidad, que a su juicio, están estupendamente bien: “en este momento, la inversión habitante-año en Sanidad en la región es superior a otras como la catalana, madrileña o valenciana”. Y recalca los proyectos de infraestructuras: promete conectar por autovía todas las localidades de 10.000 habitantes de la región. Recuerda la de los Viñedos y la de la Sagra pero se olvida de la que va a recorrer La Alcarria. La circunvalación de Toledo también se financiará con cargo a los presupuestos regionales.
José María Barreda es un hombre que inspira no sé si confianza, pero sí cercanía, aunque sólo sea por la cantidad de veces que aparece en la prensa. El Partido Popular, que sigue en fuera de juego en Castilla-La Mancha, le acusa de instrumentalizar la radiotelevisión autonómica y de ningunear a la oposición. Él no entra en el cara a cara con Molina, candidato popular. Aún queda mucho tiempo para las elecciones. Mientras tanto, anda enfrascado en participar como puede o como le dejan en el debate abierto de reformas de los estatutos de autonomía. Y, llegados a este punto, sí que parece que encuentra una afinidad con Bono: a ninguno de los dos les hace gracia las propuestas de Maragall.