La Garlopa Diaria

20 febrero 2009

Nacho Abad

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Un colega de profesión alcarreño, Nacho Abad, es el protagonista de la columna de hoy de Arcadi Espada, titulada «Nunca se vieron tantos tontos» (El Mundo, 20.02.09). Lo lamento. Por el personaje y por el fondo de la cuestión. Nacho es un periodista curtido apadrinado por Ana Rosa Quintana. Ahora presenta un programa en Telecinco que se llama «Rojo y Negro», que al parecer se ha especializado en retozarse en las vísceras humanas habidas y por haber. Le conocí cuando publicó un libro sobre el condenado a muerte en EE UU, Javier Villanueva. Le hice una entrevista para un suplemento que Nueva Alcarria publicaba los jueves («Fin de Semana»). Fue amable y explícito en sus respuestas. Habló sin tapujos, aprovechando toda la adrenalina dramática que envolvía a aquel caso de injusticia. Al cabo de unos días, me llamó para pedirme que, por favor, retirara la entrevista de mi blog. Como es lógico, pregunté el motivo. Su contestación textual fue: «No, no pasa nada, no te preocupes, me ha encantado, pero es que la ha visto mi madre y ella sufre mucho cuando yo hablo de cosas de sangre y delitos». Ni qué decir tiene que accedí a la petición de Nacho. Imagino, claro, que su madre debe apagar la televisión para no contemplar ahora ciertos espectáculos. El último, de traca.

Nacho Abad fue el encargado de entrevistar a una menor relacionada con un imputado en el caso de la muerte de Marta del Castillo. «¿Tú sabes que has estado enamorada de un asesino?», llegó a preguntarle. Perdón por la rotundidad: me pareció una exhibición clamorosa de morbo, bazofia mediática y antiperiodismo. Pero tuvo audiencia. Y mucha. Por eso sostiene Espada que nunca como ahora la juventud había desarrollado tal grado de inteligencia. A cambio, nunca como ahora los tontos pudieron mostrarse con tanta alharaca (se refiere más a los receptores que a los emisores). Las vergüenzas de nuestra sociedad se traspasan a bombo y platillo a los platós de televisión. Y las cadenas responden aumentando la basura conforme el público deglute sus propios residuos. Todo muy patético, aunque  cierto. Enric González afirma que gran parte del seguimiento mediático en torno al suceso de la joven sevillana puede ser lo que ustedes quieran que sea, pero no periodismo. Todo, menos periodismo. Escribe: «Vayamos haciéndonos a la idea de que el periodismo representa sólo una porción pequeña y decreciente de la oferta mediática. El periodista no sólo debe comprometerse a proporcionar una información fiable y contrastada, sino que debe someterse a una serie de reglas deontológicas. En el entretenimiento informativo no se requieren ni fiabilidad ni límites» (El País, 18.02.09). No culpemos al oficio, pues, de lo que no tiene culpa, aunque no sé si algo de responsabilidad tenemos en esta degeneración. Recuerdo que Nacho Abad no es un showman, ni payaso del circo. Es periodista.

Están pasando cosas tremendas en el oficio, sobre todo en televisión, que ya las aceptamos con una actitud resignada y pasmosa que invita a la abulia. Al desánimo. Al descrédito. Observen si no el vídeo que cuelgo a continuación. Quizá muchos ya conozcan el caso. Corresponde a un programa de Antena 3 llamado «La vuelta al mundo», emitido el pasado 8 de febrero. El presentador entrevista a dos jóvenes, Paola y Cyril, que se despiden del concurso. El joven fue expulsado al conocerse que, cuando tenía 15 años, mató a sus padres. En lugar de comunicar su salida, pedir disculpas y pasar a otra cosa, la dirección del programa (o sea, la cadena) decidió emitir una charla con el protagonista para que contara más detalles. O lo que es lo mismo, para aprovechar la carnaza. Observen cómo el chaval da por superado su trauma (¿Cómo cojones se puede superar ser el asesino de tus propios padres?). Y, sobre todo, observen la actitud del presentador. Vean como instiga al chico a «aclarar» su historia, a matizar o ampliar los detalles de su escabroso pasado. El chico, demostrando tener algo más de cordura que la propia televisión, decidió no explayarse en exceso.

Es posible que no hayamos tocado techo en la sordidez . Pero debe andar muy cerca.

El vídeo de marras, AQUÍ.

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