Cultural rural
Los pueblos en verano son toros, encierros, verbenas y cajas de botellines apiladas en las paredes de las tascas. Cada uno disfruta como quiere, pero también resulta reconfortante observar cómo muchos pueblos de Guadalajara aprovechan esta época para armar buenas exposiciones, organizar conciertos o promover conferencias. En suma, que también hay cultura en los pueblos. Y además tiene el mérito de ser, por lo general, un tipo de cultura apegada al terruño y facturada por personas desinteresadas. Pondré varios ejemplos para regocijarnos y ver la botella medio llena y no siempre medio vacía en el campo.
En Sigüenza, un grupo de intelectuales y gentes sencillas, sabias, como Pepe Esteban, Lorenzo Díaz, Javier Sanz o Antonio Herrera tributaron un merecido homenaje a Alfredo Juderías, escritor y médico nacido en Molina, poeta republicano y autor de un libro delicioso: Elogio y nostalgia de Sigüenza. Sin salir de la ciudad del Doncel, el guitarrero José Luis Romanillos ha dirigido un curso de construcción de instrumentos después de inaugurar el año pasado el Museo de la Vihuela, el primero en España que se recrea en la guitarra española y su antecedente, la vihuela de mano.
En cuanto a obras de teatro, ahí están los ejemplos formidables de Labros y Villaviciosa de Tajuña. En el pueblo molinés, el maestro Andrés Berlanga y su gente impulsan desde hace muchos años la edición de una revista-boletín en agosto y una representación teatral que suele ser la adaptación de un clásico. La Asociación de Amigos de Labros ha editado este año el número 29 de su revista y un grupo de doce actores representó Doble-paso.doble, inspirada en cuatro entremeses de Lope de Rueda. Un lujo en el Señorío. Y en Villaviciosa de Tajuña también hay teatro: el briocense José Luis Lucio puso en escena la obra Manda a tu madre a Sevilla, dentro de los actos del III Centenarios de la Batalla de Villaviciosa y el asalto al Jardín de la Alcarria en 1710.
Otra vez en la Tierra de Molina, en Castellar de la Muela una exposición de casi cien fotografías antiguas ha logrado recuperar la memoria en sepia de este hermoso pueblo. Es un montaje local y concienzudo que se completará con un libro catálogo. La exposición está subvencionada por la Junta, pero nunca hubiera sido posible sin la ayuda de los vecinos. Resultó emotivo ver cómo a más de uno se le escapaba las lágrimas contemplando escenas que ya forman parte de la vida de antaño no sólo de este pueblo, sino de un país entero. A propósito de fotos, el Archivo de Yunquera también ha recopilado otra exposición de imágenes añejas.
Bustares se ha atrevido a hacer lo que casi nadie había hecho hasta ahora: dedicar una jornada entera a informar y debatir sobre el futuro Parque Natural de la Sierra Norte. Fue gracias a la asociación La Hincadera, con ese pulmón incansable de la cultura, del periodismo, de la fiesta y de lo que haga falta que responde al nombre de Julito Martínez. Me contó después Mario González, diputado provincial del PP, que salió satisfecho de la jornada porque, al margen de la posición de cada uno, fue una buena ocasión para profundizar en un proyecto importante para la comarca. Hubo varias mesas redondas con una amplitud y pluralidad entre los ponentes que garantizaba de antemano el interés de las conferencias. Bustares ha vuelto a demostrar que va por delante de muchos otros pueblos y que, con inteligencia y tesón, se puede hincar el diente a cualquier asunto. Por muy espinoso que sea.
Más: en Atienza, el Archivo Histórico de Guadalajara y su Asociación de Amigos convocaron una conferencia de Santiago Bernal y un concierto-recital de música castellana, entre otros actos. A pocos kilómetros, Cantalojas organizó un ciclo de cine ‘Eco-cultural’ con la proyección de varias películas en un entorno extraordinario como el Hayedo de Tejera Negra. En La Bodera, cerquita de Atienza, este verano se ha celebrado la primera edición de lo que han venido a llamar Estepa Rock, un festival de música similar al que también se monta en Gárgoles de Arriba, el Fraguarock. Y en cuanto a fiestas tradicionales, pues qué quieren que les diga. Entre agosto y septiembre, a saber: los danzantes de La Huerce, Condemios, Galve y Majaelrayo; el baile de la bandera en Alcoroches; el botarga de Beleña; o la procesión de la de la Cera en Brihuega, porque no sólo de encierros vive el hombre.
En fin, es sólo un ramillete de actividades que conviene poner negro sobre blanco para ver que nuestros pueblos, aun con muchos problemas, siguen palpitando. Que hay mucha gente que no para ni aun descansando. Y que la cultura rural, como dice Joaquín Araújo, cuida de lo que nos cuida a todos.