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18 octubre 2010

SOMOS EL TIEMPO QUE NOS QUEDA

La autovía, 11 años después

En EE UU, los estrategas del Partido Demócrata tienen una máxima: campaña en poesía y gobierno en prosa. Así es como se ganan las elecciones. Quiere decir que una cosa es predicar en campaña y otra dar trigo desde el sillón de mando. El asunto salpicaría a los gobiernos de todos los colores políticos, pero en este caso la frase viene al pelo de la archianunciada Autovía de la Alcarria.
El Decano de Guadalajara, 15.10.2010
Raúl Conde

La Junta de Castilla-La Mancha hace muy bien las carreteras autonómicas. Salvo excepciones, la mayoría las construye con un ancho de calzada y unas condiciones técnicas que no están lejos de una nacional. Pondré cuatro ejemplos: la carretera entre Atienza y el empalme de Alcorlo, la de Humanes a Tamajón, la de Torija a Brihuega o la de Cogolludo hasta Galve. Aunque todo es mejorable, en líneas generales, la inversión de la Junta en las carreteras de las que es titular me parece bastante acorde con el presupuesto de la Administración regional y con las necesidades del territorio. Otra cosa muy distinta son las autovías.

En EE UU, los estrategas del Partido Demócrata tienen una máxima: campaña en poesía y gobierno en prosa. Así es como se ganan las elecciones. Quiere decir que una cosa es predicar en campaña y otra dar trigo desde el sillón de mando. El asunto salpicaría a los gobiernos de todos los colores políticos, pero en este caso la frase viene al pelo de la archianunciada Autovía de la Alcarria.

Esta autovía es un proyecto que inició el Gobierno regional para conectar Guadalajara con Tarancón y fortalecer así, en teoría, el desarrollo de las Alcarrias, la de Guadalajara y la de Cuenca. También se pretendía descongestionar la N-320. En principio, la carretera tendría una longitud de 111,23 kilómetros y un coste cercano a los 630 millones de euros. Esos son los dos últimos datos que se han dado a la prensa.

La iniciativa política partió del ex presidente regional, José Bono, que la convirtió en una de sus promesas estrella en la campaña electoral de 1999. Sí: ¡hace once años!. Después, ya con Barreda en Fuensalida, el nuevo presidente aseguró en 2005, durante la presentación del trazado en Guadalajara, que los coches circularían por ella en 2008. Llegada esta fecha, el 1 de julio de 2008, el mismo Barreda anunció que esta infraestructura conectaría Guadalajara con la A-4, la carretera de Andalucía, y estaría acabada en 2014, como muy tarde. El 28 de diciembre de 2009, el consejero de Ordenación del Territorio, Julián Sánchez Pingarrón, se mostró convencido de que en 2010 Fomento comenzaría a licitar la obra. «Insistiré en ello», dijo en Guadalajara, en una demostración palpable de la mala gestión y la escasa influencia del Gobierno autonómico en ciertas esferas de la política de Estado.

La historia tuvo un giro inesperado cuando la Junta traspasó su competencia al Estado. Con el objetivo de aliviar las cuentas públicas de la región, la Junta endosó esta autovía a Fomento en los tiempos gloriosos de Magdalena Álvarez. Barreda quería de esta manera que saliera adelante, pero a cambio de que la pagara el Gobierno. Pero la jugada salió mal: la autovía se guardó en un cajón del Ministerio y las licitaciones de los distintos tramos pasaron a mejor vida. Curiosamente, en ese momento, la autovía de la Alcarria fue declarada de «Interés General del Estado», lo que en principio garantizaba la financiación estatal al estar incluida en una malla de conexiones en torno a Madrid que debería unir, por autovía, Torrelaguna, Guadalajara, Tarancón, Toledo y Segovia.

A finales de julio pasado, Barreda aprovechó su entrevista con Zapatero en La Moncloa para tratar de desembrollar el lío de la autovía. «Sólo le hablé de esto para no distraer la atención», avisó. El anuncio del desbloqueo se hizo irreversible porque el presidente de la Junta lo proclamó a los cuatro vientos en la rueda de prensa posterior, pero el asunto siguió enquistado. El 27 de septiembre, a preguntas de los periodistas, sostuvo que «se están buscando fórmulas» que permitan la licitación por parte de Fomento. Y así llegamos hasta este otoño, cuando el proyecto ha sido rescatado sobre el papel en el proyecto de Presupuestos de 2011, pero a un paso de tortuga y con una inversión ínfima (240.000 €) fruto del recorte presupuestario en obra pública. Por eso Barreda adelantó la semana pasada que esta partida podía ser «ampliable», aunque teniendo en cuenta las palabras tan «cariñosas» que últimamente anda disparando contra Zapatero dudo mucho que el presidente del Gobierno trate con demasiado cariño a esta obra.

Sin embargo, mucho antes de llegar a esta situación, si la Junta considera tan importante esta infraestructura no entiendo por qué se cedió al Ejecutivo central. ¿No somos capaces de invertir en una red propia de autovías que conecten las principales ciudades y zonas industriales de Castilla-La Mancha? Porque no sólo es la de la Alcarria. Ahí está también la promesa incumplida de convertir en autovía la carretera entre Guadalajara y Humanes (CM-101), tal como anunció Barreda en el mitin de Yunquera durante la campaña de las últimas elecciones regionales; además del déficit general en este tipo de vías de alta capacidad que acumula la región.

Por último, tampoco conviene olvidar el papelón del Gobierno central. Si asumió el compromiso de patrocinar una obra que el propio Estado considera de «interés general», no es de recibo luego este ninguneo hacia la región. De la misma forma que el Gobierno cumple con otras comunidades autónomas (T-4 de Barajas, T-1 de El Prat, AVE a Cantabria), ¿por qué no cumple también con Castilla-La Mancha?

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