Entrevistas

2 diciembre 2008

FERNANDO ALMANSA, COORDINADOR DE LA ACCIÓN HUMANITARIA DE OXFAM DESDE SIGÜENZA

“Los políticos hablan mucho de la Sierra, pero faltan inversiones públicas”

"Esta provincia, a pesar de que está a vista de pájaro de Madrid, está muy despoblada y muy olvidada" "La gente no entiende por qué algo tan sencillo como el hambre no se puede solventar"
Fernando Almansa (Logroño, 1960) es el máximo responsable de la acción humanitaria internacional de Oxfam Internacional, un potente grupo de 13 organizaciones no gubernamentales de países como Inglaterra, Holanda o la India, entre otros. La noticia no es que un español dirija la labor fundamental que realizan estas ONG. La noticia es que lo haga desde la Sierra de Guadalajara, lejos de las grandes comunicaciones y con un internet que funciona, muchas veces, a pedales. Almansa coordina desde hace seis años todo el dispositivo humanitario de Oxfam desde una modesta oficina en Sigüenza. No sólo eso: abandonó Barcelona hace una década para trasladarse con su familia a vivir a Condemios de Arriba. Viaja mucho y está pendiente de los grandes desastres del mundo, pero no olvida el horizonte local. Conoce la comarca de la Serranía en profundidad. Apuesta por la vida en el campo, por la tranquilidad de un mundo donde no hay atascos ni aglomeraciones, pero sí otros problemas: la ausencia de inversiones públicas, la falta de trabajo para los jóvenes, el descenso de la población o la deficiente asistencia a los mayores. Su palabra rebosa experiencia, compromiso y una sólida preparación. Es doctor ingeniero industrial y diplomado en gestión de conflictos. Y habla cinco idiomas: español, inglés, francés, portugués y catalán, y chapurrea el alemán.
El Decano de Guadalajara, 28.11.08
Raúl Conde

Para los despistados: ¿qué es Oxfam Internacional y qué objetivos persigue?
Es una confederación de 13 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo cuyo objetivo primordial es luchar contra la injusticia y la pobreza en el mundo, y también contribuir a aliviar el sufrimiento que se produce cuando hay catástrofes naturales o crisis o conflictos provocados por el hombre.

¿Cuál es la estructura?
Las organizaciones que forman Oxfam van desde Estados Unidos a Japón pasando por Australia, la India, Holanda, Gran Bretaña, España. Hay oficinas en estos países a partir de las cuales se coordina el trabajo que se hace sobre el terreno. Trabajamos en más de cien países en todo el mundo, en el sur, que padecen subdesarrollo o situaciones de crisis humanitarias. Tenemos dos sistemas: a través de organizaciones locales o a través de nuestro propio personal, que ejecuta programas sobre todo de acción humanitaria. Mi labor es la de coordinador de acción humanitaria a nivel internacional, consiste en asegurar que estos 13 Oxfam en todo el mundo, que en España se conoce como Intermon Oxfam, cuando responden a emergencias, respondan de forma eficaz, que no se solape, ni haya ineficiencia, ni haya un área desatendida por falta de coordinación nuestra.

¿Lo coordina todo desde su oficina en Sigüenza?
Una gran parte desde Sigüenza, pero hago una gran parte viajando. El lunes me voy de viaje a Inglaterra, luego paso a Holanda, en dos semanas me voy a Indonesia, tengo mucho trabajo directo con las distintas oficinas y con los equipos que están en el terreno.

¿Por qué eligió Sigüenza?
He vivido en Barcelona durante diez años, siendo director de cooperación de Intermon Oxfam, pero yo había decidido ir a Sigüenza por razones personales. Mi centro de operaciones es Sigüenza, tengo una pequeña oficinita allí, hay una persona que colabora conmigo, maneja los sistemas de información y comunicación interna y apoya en aspectos administrativos.

¿Contrasta vivir en Sigüenza con las situaciones que tiene que ver a diario en su trabajo?
Sí, es un mundo de contrastes, entre lo que me toca hacer a mí a nivel internacional y luego las realidades locales, pero bien. Creo que Sigüenza es una ciudad que tiene muchas posibilidades, que creo que no se están aprovechando bien, se está enfocando hacia un desarrollo muy limitado, el desarrollo del turismo de fin de semana, hacia Madrid, y donde algunos servicios esenciales básicos, como la comunicación a través del ferrocarril, se está perdiendo. Los sistemas de salud se están enfocando hacia mejores edificios y no más servicios y los sistemas educativos están también muy acotaditos. Entonces creo que Sigüenza tiene enormes posibilidades, pero donde hay que poner énfasis es en los servicios sociales mínimos básicos que se den. A partir de ahí, la gente podrá vivir. Si no, se irán.

O sea, que la ciudad corre el riesgo de quedarse sólo en un espacio de ocio.
Probablemente. Hace poco tuve que ir a Inglaterra y para coger un avión desde Sigüenza, saliendo a las seis y media de la tarde de Madrid, me tuve que ir en un tren que sale a las 6:52 de la mañana, ya que la alternativa es coger el coche, dejarlo en el aeropuerto y pagar una fortuna. O en taxi, que también pagas mucho. Todo este tipo de cosas condiciona el trabajo de personas que se puedan instalar en la ciudad.

¿Y cómo llega a Condemios de Arriba?
Bueno, en Condemios hay muchas razones familiares. Mi padre era ingeniero de montes y estuvo destinado a esta zona. Y yo tenía recuerdos de la infancia maravillosos. Después de estar muchos años sin venir por la zona, ya casado, vinimos un verano por la zona con los niños, nos volvimos a entusiasmar, nos fuimos liando, y luego hicimos la opción de dejar Barcelona y venir a vivir un año entero a Condemios, con nuestros hijos. Y ya ahí vimos claro que queríamos estar cerca de un ámbito rural y no uno urbano. Se vive más tranquilo.

Usted conoce a fondo la Sierra de Guadalajara. ¿Cómo ve la comarca?
Pues la veo muy dejada de las administraciones públicas, a pesar del discurso que hay. Sé que esto va a doler a muchas autoridades porque hay un discurso muy engolado del apoyo a la Sierra Norte, pero la realidad es que hay un enfoque muy orientado a lo que es visible y lo que se puede vender en un proceso electoral y menos a lo que son las necesidades de la gente. Vuelvo sobre lo mismo: aquí, si necesitas hacerte cualquier tipo de prueba, tienes que recorrer cien kilómetros hasta que llegas a Guadalajara y te hacen la prueba. Cuando la población de aquí es fundamentalmente mayor, se le está diciendo casi váyase usted a Guadalajara con sus hijos, con sus sobrinos o a una residencia porque aquí tiene pocas posibilidades de estar atendido correctamente. Eso para la población mayor. Para la gente más joven, las posibilidades de negocio y de comunicación están deterioradas. Se ha puesto énfasis en el turismo rural, un turismo muy dependiente de la economía de la capital. Si la economía urbana va bien, el turismo rural funciona. Si la economía urbana se afloja, el turismo rural decae porque es un sector de opción. Por tanto, somos el último eslabón de la economía urbana. Y es una pena. Creo que habría que invertir muchísimo más aquí, tendría que haber un concepto mayor de sociedad basado en la igualdad de todos los derechos y no sólo de aquellos que están concentrados en áreas urbanas. El mantenimiento del territorio y de este espacio natural, que produce oxígeno, bienestar y diversidad biológica, pasa por que haya gente que ocupe el territorio y que lo ocupe felizmente y con una proyección de largo plazo, no para estar un año o dos. Para eso hacen falta inversiones. Si no se hacen, esto está condenado a convertirse en algo de fin de semana. Aquí en Condemios la población ha bajado de forma extraordinaria en los últimos diez años. Y no es el único. En algunos pueblos han censado a más gente, pero no dejan de ser estratagemas administrativas ficticias.

¿Qué desventajas ha encontrado en la Sierra para ejercer su trabajo profesional?
Un ejemplo: aquí en Condemios puedo tener conexión a internet ADSL, pero a precios astronómicos. En Madrid puedo tenerlo a un precio asequible y a velocidades fantásticas. En Sigüenza, como estamos más cerca de Madrid, puedes tener la conexión más rápida que en Condemios, pero sin ninguna ventaja económica. Este tipo de discriminación, debería ser compensada y subvencionada, para que los servicios puedan ser iguales para todos, para que la gente que desea hacer teletrabajo pueda hacerlo. Hay mucha gente que se lo plantea, pero se lo cuestionan mucho porque si tienen que asumir unos costes, una fiabilidad muy baja, pues la gente no puede. Y eso es invertir. En Holanda, por poner un ejemplo, se obliga a las empresas de telecomunicación a que den un servicio a todos los pueblos, a que den los mismos servicios en igualdad de condiciones. Es cierto que Holanda tiene una estructura territorial muy diferente a la que tenemos aquí, pero aún así se pueden tomar medidas. Entonces yo veo a la comarca con unas posibilidades maravillosas, pero creo que las iniciativas que se tomen deben estar orientadas a la gente, no solamente al entorno. Porque es la gente la que se preocupará del entorno.

Es decir: menos alharacas en torno al turismo y más políticas reales para fomentar el asentamiento de población.
Exactamente. Que venga gente y que tenga posibilidad de estabilizarse. Aquí [en Condemios] por ejemplo se ha producido un fenómeno interesante. Ha venido mucha gente de países del Este, se han estabilizado aquí pero incluso hablando con ellos nos damos cuenta que sus hijos, cuando se hacen mayores, ya están planeando la emigración a la ciudad. O sea, lo que aquí ha tardado siglos en producirse, la emigración a la ciudad, en esta nueva repoblación se produce en una sola generación. ¿Por qué? Porque la diferencia de servicios y de atractivos entre el mundo rural y el urbano es brutal. En esto, España es un país muy atípico en el conjunto de la Unión Europea. Es decir, esto no pasa en Holanda, ni en Gran Bretaña. El desequilibrio que tenemos aquí es tremendo, y esto para mí es el gran problema. Esta provincia, a pesar de que está vista de pájaro de Madrid, está muy despoblada y muy olvidada.

¿El proyecto del Parque Natural de la Sierra es una buena opción para la zona?
Como idea es buena. El problema que tenemos aquí es cómo se ejecutan las ideas. Hay que ver que se ejecute con sentido común, pensando en la gente que vive aquí y que no se convierta para ellos es una traba más, sino en un estímulo para estar aquí. Y si va acompañado de inversiones a tiempo porque muchas veces el problema de las inversiones públicas es que se prometen, pero llegan a destiempo. Yo como idea lo veo bien, el problema aquí es el plan de ejecución. Es una zona que merece la pena preservar. Aquí hay cosas que tradicionalmente se han descuidado mucho, como los ríos. En una década se han deteriorado mucho. Hace poco vi en el río Lillas a unas señoras lavando lana de un colchón con productos químicos, en un río como el Lillas… O los vertederos, que han cerrado muchos y ahora se están reabriendo porque no se ha dado solución. Claro, la gente tiene que tirar los escombros y basura voluminosa en algún sitio…

¿Parte de los problemas de la comarca no están relacionados con la falta de crítica por parte de la mayoría de sus vecinos?
La Sierra de Guadalajara es una comarca que se ha movilizado poco para defender sus derechos. Eso es verdad. Sí creo que tiene que ver con la parte de sensibilizar a la población. Hay que reclamar. El que no llora no mama. Falta movilización, pero también es verdad que es una población que ha llegado a una edad muy alta, muy dispersa y con pocos medios de comunicación, no tiene la base para que eso se haga realidad. Aquí la población es muy mayor, que han visto pasar muchas cosas. Además esta comarca, históricamente, ha estado muy aislada de siempre. Si tú vienes por Atienza, cuando coges el desvío hacia Condemios, Galve y demás, es una carretera de Diputación pero tiene un nivel de los más bajos, era un camino vecinal prácticamente. La comarca se tiene que mover más, pero eso no quita para que las autoridades tengan claro qué quieren hacer con su provincia y su comunidad autónoma y vayan un poco por delante. Aquí hay un problema de dejadez de la zona y el que no quiera oír esto es porque no le da la gana.

Al margen de todo lo relacionado con Guadalajara, entrando en materia con su trabajo, ¿cuáles son los mayores retos que tiene la cooperación internacional?
La cooperación internacional, en la acción humanitaria, uno de los mayores retos que tiene es preservar los valores que la sustentan: la neutralidad, la imparcialidad y la independencia. Esos principios están hoy en día algo amenazados porque han entrado otros actores en juego, como los militares. Se trata de que la ayude llegue a quien lo necesite sin ningún tipo de discriminación ni condición política o estratégica. En términos de desarrollo y sistemas de salud y educación, uno de los grandes retos es cerrar la brecha existente en accesos primarios de salud y educación, incluyendo la brecha tecnológica que está creciendo muy deprisa. Estamos generando un nuevo analfabetismo, que es el acceso a los medios de comunicación, como el acceso a internet y las nuevas tecnologías. Y, finalmente, el gran reto desde el punto de vista geográfico, sigue siendo África, el continente más olvidado y con más conflictos, el que tiene los índices de pobreza, analfabetismo y malnutrición más altos.

En 2002 usted participó en Roma en una conferencia mundial sobre la alimentación. El objetivo de aquella cumbre fue reducir a la mitad los países con hambre desde entonces al 2015. ¿Se están cumpliendo las previsiones?
Ha habido un retroceso paradójico, debido a todos los cambios que se están produciendo en el sistema de producción agrícola y comercialización de alimentos.Hay un problema de diversificación alimentaria hacia combustibles. Otro problema es la concentración en grandes multinacionales, que controlan una gran parte de la producción alimentaria, sobre todo los cereales. Esto entra dentro de la perversa lógica de capitalizar o especular con las necesidades básicas de la gente. En España lo hemos visto con la vivienda o con el agua, y a nivel de alimentos se está produciendo en todo el mundo. Al final saben que la gente siempre va a pagar por los alimentos, porque lo necesitan.

¿Por qué todas las cumbres sobre la alimentación acaban con una sensación de fracaso?
El tema de la alimentación es muy básico y esencial y quizá es lo que más puede comunicar la injusticia en el mundo. Aunque sea a pequeña escala, todos hemos pasado hambre alguna vez. Sin embargo, hay mucha gente en el mundo que nunca ha vivido las consecuencias de sufrir un conflicto armado o la esclavitud. Por tanto, la sensibilidad con el hambre es mayor. La gente no entiende por qué algo tan sencillo no se puede solventar.

¿Cuando la Unión Europea y EE.UU. practican políticas proteccionistas en sus mercados es hipocresía?
Sí, mucha hipocresía. Tienen reglas de mercado liberal, pero luego cuando a ellos les afecta, pum. Aquí jugamos todos a que cada uno se busca la vida como puede, pero si a mí me viene mal, entonces a mí se me protege… Lo que hay que hacer es que cada uno tenga lo mismo para vivir, y proteger al más vulnerable, no al más fuerte. Es a los mercados vulnerables a quienes se debe proteger.

¿Las guerras del futuro se dirimirán por cuestiones relacionadas con los recursos naturales y energéticos?
Ya son las guerras del presente. Irak es una guerra del petróleo, claramente. Ha habido una publicación reciente con un mapa donde estaban las reservas de petróleo para los próximos quince años y dónde estaban los grandes consumidores de petróleo, y quién estaba haciendo la guerra contra quien, y casualmente los mapas eran coincidentes.

En una entrevista que le hicieron en La Vanguardia en 2003, antes de que empezara el ataque norteamericano y de sus aliados, se mostró bastante crítico con la guerra de Irak. ¿Se han cumplido los peores augurios?
Pues sí, la verdad es que encontré ese artículo hace un año y medio. Lo volví a releer y me die cuenta de que, por desgracia, aquel pronóstico mío fue acertado y fue de los peores. Pero yo creo que ese pronóstico lo hacíamos muchísimos. Era obvio que hoy en día los conflictos internacionales no se pueden resolver así. Es obvio que EE.UU. ya no sabe cómo salir de allí. Es obvio que España se equivocó radicalmente, y con ellos el resto de potencias, Inglaterra de forma particular. Y es obvio que hay un montón de lecciones que aprender de allí y todavía a nivel mundial parece que no se quieren aprender. De hecho, resulta sorprendente cómo ha costado que los grandes políticos que tomaron esas decisiones de invadir Irak, en Australia, en Inglaterra, en España, en Estados Unidos, han sobrevivido a procesos electorales o no han sido castigados tan fuertemente como pensábamos. Porque el desastre ha sido tremendo, y es tremendo.

¿El aumento de la demanda de petróleo, con el auge de China y la India, es sostenible a largo plazo o nos estamos cargando definitivamente el planeta?
Creo que no es sostenible, pero China e India están utilizando un argumento que nos duele, pero que en el fondo tiene su parte de justificación: usted ha crecido durante el siglo pasado, nosotros vamos a crecer en éste porque es nuestro momento. EE.UU. se ha opuesto siempre a Kioto y reducir las emisiones de CO2. Pero la comunidad internacional no puede ver a China o la India como una amenaza por su crecimiento y consumo de petróleo, si a estos países no les dan opción a participar en la toma de decisiones de Naciones Unidas, según el peso específico que les corresponde. El Consejo de Seguridad de la ONU sigue controlado por las cinco grandes potencias. Las emergentes siguen siendo vistas como marginales.

¿Qué aspectos positivos ha tenido la globalización en la acción humanitaria?
Ha hecho llegar los mensajes mucho más rápidamente al planeta y que la gente conozca con mucha mayor fiabilidad lo que está pasando. Hace quince o veinte años lo que ocurría en la mayor parte del mundo llegaba muy tarde o distorsionado. Y luego, la capacidad para coordinar los movimientos humanitarios también ha mejorado mucho.

¿Cómo va a afectar la crisis económica mundial a las acciones humanitarias?
Bueno, a nivel privado suele haber una correlación directa entre situación económica del país y nivel de donaciones. La gente recorta por donde considera que no es esencial. En España la gente es muy generosa, se resiste bastante, pero al final siempre hay correlación. A nivel oficial, Zapatero ha dicho que los programas de solidaridad y cooperación no se van a ver afectados. Pero, inevitablemente, cuando vienen mal dadas, vienen mal dadas para todos.