La Garlopa Diaria

18 febrero 2019

No tienes remedio, Ana Guarinos

Ana Guarinos, secretaria genera del Grupo Popular en las Cortes de CLM. // Foto: HD.

Escuchando y siguiendo la trayectoria de diputadas como Ana Guarinos, portavoz del PP en las Cortes de Castilla-La Mancha, podemos llegar a la conclusión de que “la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos” (De Gaulle dixit).

Es difícil emponzoñar más el lodazal que desde hace años se ha convertido la política en Castilla-La Mancha. Es difícil lanzar más acusaciones gratuitas. Es difícil torpedear con más ahínco la actividad parlamentaria. Es difícil superar las arteras formas con las que doña Ana Cristina concibe su trabajo, por cierto, a cargo del erario.

Podrá aducirse que todos los partidos tienen Anas Guarianos en sus filas. Ciertamente. En todas las formaciones, incluso en aquellas más templadas, emergen personajes que suscitan el rechazo unánime de la clase política y que son capaces de soliviantar al contrario apenas abren la boca, precisamente, porque esa es su función principal: no construir, sino destruir; no remar, sino embarrar; no sumar, sino restar.

El caso de Guarinos es particularmente relevante, diríase incluso oneroso, por dos motivos. Primero, por la visibilidad que su propio partido le concede a través de una portavocía con proyección regional. Y, segundo, por la contumacia en la mentira y el sectarismo. No se me ocurre en Castilla-La Mancha una dirigente políticamente más tóxica que Guarinos, y fíjense que no han faltado candidatos al puesto. Lo digo desde el respeto absoluto a las siglas del PP. No es una cuestión ideológica, sino de estilo en las formas. De elegancia, de altura, de dignidad.

El último episodio en su lamentable ejecutoria acaba de ofrecerlo esta mañana. La secretaria general del Grupo Popular en las Cortes de CLM ha aprovechado el anuncio del cierre de la farmacia de Villanueva de Alcorón, un pueblo de apenas 162 habitantes censados enclavado en el Alto Tajo, para endosarle esta decisión a Emiliano García-Page. Con un par.

Está en su derecho el PP de reprochar al Gobierno autonómico que no haya convocado los concursos de oficinas de farmacia comprometidos. Lo que no es de recibo es que asocie el cierre de una farmacia en el medio rural a un nuevo “recorte sanitario” de la Junta. Como si el hecho de bajar la persiana en esta botica hubiera sido una decisión orquestada directamente por la Consejería de Sanidad.

Un recorte sanitario es el que ordenó la ex presidenta Cospedal cuando paralizó la construcción de los nuevos hospitales, incluido el de Guadalajara, que ahora ya se encuentra al 54% de su construcción gracias a la reactivación del proyecto en la presente legislatura. Un recorte sanitario es el que también ordenó la ex presidenta Cospedal cuando trató de liquidar las urgencias rurales nocturnas, una decisión que se encontró con un rechazo frontal en los pueblos afectados y con el veto (¡bendito Estado de derecho!) del Tribunal Superior de Justicia de CLM. Un recorte sanitario es el que ordenó la ex presidenta Cospedal cuando abrió la puerta a la privatización de varios centros hospitalarios de la región.

Lo que no es un recorte sanitario es que la titular de una farmacia decida cesar el negocio por falta de rentabilidad o por cualquier otra cuestión personal. Está en su derecho. Una farmacia en un servicio público gestionado por un autónomo. La propia farmacéutica ha declarado (cito literalmente de Nueva Alcarria): “Durante 14 años ha estado la farmacia abierta y haciendo 6 meses de guardia de 24 horas. Para que la farmacia sea rentable hace falta gente y como no hay pues se cierra y cuando haya un nuevo concurso de apertura a ver quién quiere abrirla. Ni las infraestructuras, ni las comunicaciones ni los políticos son los culpables de la despoblación. Los culpables son los autóctonos que se dedican a echar a todo el que viene de fuera, desgraciadamente hay muchos ejemplos en todos los pueblos”.

¿Cómo se puede colegir, a partir de estas palabras, que el cierre de una farmacia es un “recorte en la sanidad” cuya responsabilidad compete nada menos que al presidente de la región? ¿No hay suficientes motivos para criticar con argumentos la gestión en materia sanitaria del Gobierno bipartito PSOE-Podemos –por ejemplo, en lo tocante a las ambulancias- como para recurrir a la hipérbole y la tergiversación?

Por supuesto que hay que exigir a la Junta que cubra los concursos públicos para evitar que las nueve localidades a las que surte la botica de Villanueva de Alcorón queden sin servicio. Por supuesto que hay que exigir a todas las instituciones el máximo respaldo a las farmacias rurales, que no disponen ni del sistema retributivo, ni de exenciones fiscales ni de ayudas directas como otros establecimientos del medio rural. Pero de ahí a intentar sacar partido electoral de lo que no es más que una decisión personal no deja de ser una bochornosa forma de hacer política.

Que el PP ejerza sus responsabilidades y oposite al Gobierno regional entra dentro no sólo de la lógica sino de la exigencia institucional en función del papel que le ha tocado jugar en la legislatura que ahora está a punto de expirar. En cambio, que el PP cumpla su papel retorciendo la realidad o aprovechando cualquier miseria para fagocitar a la Junta de Castilla-La Mancha no deja de ser lamentable aunque no sorprendente. Cospedal dejó en esta tierra la huella de una política de tierra quemada: ni agua al adversario, ni un mísero acuerdo que proporcione algo de estabilidad, ni una mínima contención a la hora de cargar la munición partidista. Ese grado de radicalidad, por cierto, es el que llevó a la mayoría popular a promover una ley electoral que redujo el número de escaños, lo que impidió la entrada de Ciudadanos en el Parlamento regional en 2015 y ahora puede ser letal para un PP que aspira a un pacto a la andaluza.

Es lo que tiene el sectarismo. Que acaba por volverse en contra de quien lo practica, aunque entre medias chapotee en la ciénaga y nos salpique su bilis.

16:30. PD.- El PSOE ha respondido al estrambote de Guarinos echando la culpa a Cospedal del cierre de la citada farmacia a cuenta de la ley que impide nombrar adjunto en las oficinas de farmacia, según leo en La Crónica. Yerran los socialistas. A veces en política es más útil dejar que el adversario se estampe contra sus mentiras que lanzarse al barro y buscar subterfugios que, por otro lado, nadie entiende. Si esta farmacia cierra es porque su titular quiere irse a otro sitio donde hay negocio, lo cual es razonable. De eso no tienen la culpa ni Page ni Cospedal. Fin de la cita.

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