Libros

3 marzo 2006

EL SENDERISTA

30 recorridos a pie por las sierras del Alto Rey, Pela, Caldereros, Selas, Sierra Ministra, Tierras de Sigüenza, Parameras de Molina y las hoces de los ríos Dulce, Piedra, Mesa y Salado

30 excursiones por las serranías

A menudo se publican libros que parecen pequeños en su volumen, pero que se descubren como auténticos instrumentos de comunicación y difusión, muy útiles para los lectores. Es el caso de «Las Sierras desconocidas de Guadalajara» (El Senderista, Madrid, 2004, 201 págs.), un libro-guía con «las mejores 30 excursiones por las serranías de la provincia. Sus autores son expertos en la materia de recorrer veredas y palpar la tierra: Miguel A. Díaz, Alberto López y Miguel Martín Álvarez. Éste último, licenciado en ciencias ambientales y especialista en Botánica, declara que el principal motivo que le impulsó para escribir este libro ha sido «la divulgación naturalista de la zona».

Estas «sierras desconocidas» protagonistas del libro ocupan el norte y noreste de la provincia: las sierras de Pela, Alto Rey, Altos de Barahona, Sierra Ministra, Selas y Caldereros. Las principales características geológicas subrayan la gran diversidad de la comarca: desde pizarras hasta cuarcitas y esquitos hasta rocas subvolcánicas y cineritas. También materiales sedimentarios como calizas o dolomías.
Las condiciones del medio físico de esta zona ha determinado su aislamiento. «Estamos -recalca Miguel Martín- en un clima muy duro, muy continentalizado y seco, además de que nos encontramos con un componente edáfico bastante estéril». En cuanto al relieve, existen diferencias entre los territorios: el Alto Rey «es la sierra más alta del estudio con casi 1.900 metros, prácticamente todo el resto tiene un relieve modesto que supera sólo en algunos casos los 1.500, como la sierra de Pela», subraya Martín. Las precipitaciones son iguales en terrenos llanos que en los montañosos. En el Alto Rey son «significativamente mayores». Sin embargo, el clima que predomina es mediterráneo y continental en el resto.

El libro escudriña todos los aspectos físicos del terreno. Y se habla de “bosques incipientes que se están adueñando del paisaje». Explica Miguel Martín que se refiere al «abandono rural que existe en el interior peninsular tiene también un lado positivo: la recuperación paulatina de la cubierta vegetal autóctona, llegando ya en algunos casos a la vegetación clímax». En el libro se dedica un amplio espacio a los sabinares, «que es una formación vegetal muy importante genuina de estos parajes», según Martín. También la reaparición del lobo en la Sierra de Pela que, a juicio de los autores del volumen, «es muy positiva, siempre que se regule eficazmente tanto a su población como a la caza ilegal o furtiva».
Miguel Martín destaca que la metodología seguida para pergeñar las 30 excursiones es «utilizando desde la bibliografía hasta las informaciones de las gentes del lugar o recomendaciones de científicos y, claro está, el conocimiento propio de la zona». El libro se dirige a todos los públicos, pero especialmente al que tiene inquietudes naturalistas. Además está escrito en un lenguaje claro y directo.
Las sierras que aparecen en el libro son las grandes «desconocidas de la provincia», aunque algunas más que otras. Para que abandonen este estado, Miguel Martín recomienda «visitarlas, conocerlas, entenderlas, cuidarlas». Claro que también existe el debate sobre si conviene que estos espacios dejen de ser desconocidos: «es necesario, como también es necesaria una conciencia conservacionista».