CULTURA

Castilla-La Mancha, herencia cultural

El libro "Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX", coordinado por Alfonso González-Calero, abre el debate sobre el futuro de las artes y las letras en C-LM
Hace ya unos meses que está en circulación un nuevo, riguroso e interesante libro que profundiza en la cultura de Castilla-La Mancha. Está editado por la Junta de Comunidades y abre el debate sobre el futuro de las artes y las letras en la región. La directora general de Promoción Cultural, Concha Vázquez, aseguró en la presentación del volumen en Toledo que con la publicación del libro Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX se sientan “las bases de un futuro debate sobre cuál es la misión que le atribuimos a la cultura en los tiempos modernos”. El coordinador del libro es Alfonso González-Calero e incluye un capítulo dedicado a Guadalajara escrito por Pedro Aguilar.
Nueva Alcarria, 24.02.08
Raúl Conde

La Biblioteca Añil, dependiente de la Consejería de Cultura, acumula ya un volumen de libros publicados que componen una selecta muestra de la cultura, en sus distintas ramas, de Castilla-La Mancha. Su labor investigadora se debe, principalmente, a Alfonso González-Calero, que es el encargado de coordinar esta importante acción editorial. Uno de los últimos volúmenes en salir a la luz (aunque debería haberlo hecho en 2002 y lleva retraso) ha sido Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX. El libro se divide en cinco bloques principales: patrimonio y artes plásticas; la edición; la prensa; cine, teatro y música; antropología y filosofía. Además se incluye una cronología y una extensa bibliografía.

El trabajo ha sido coordinado por González Calero, un especialista en la cultura de Castilla-La Mancha y extraordinario conocedor de la realidad que presentan las artes y las letras de la comunidad autónoma. Concha Vázquez, directora general de Promoción, apuntó que se trata de una publicación que sirve “para hacer un repaso de lo que ha sido la cultura en esta región a lo largo del último siglo y para sentar las bases de un futuro debate sobre cuál es la misión que le atribuimos a la cultura en los tiempos modernos”. En este sentido, Vázquez manifestó la importancia de los aspectos culturales en Castilla-La Mancha, ya que “contribuyen a la consolidación de la identidad”, así como a la “creación de espacios de diálogo, convivencia y tolerancia”.

El volumen está cuajado de datos y de referencias que ponen de manifiesto la relevancia de la aportación castellano-manchega a la cultura. Porque no todo se puede medir cuantitativamente. El propio Calero, en la introducción, señala que “el peso de Castilla-La Mancha en la cultura española, en el siglo XX, es pequeño”. Y recuerda un dato que recoge el historiador Juan Pablo Fusi en su libro “Un siglo de España: La cultura”. Aparecen citados, aproximadamente, unos 1.500 nombres. El total de personajes nacidos en Castilla-La Mancha tan sólo era de 40, es decir, que no llega al 2,5%. Sin embargo, el peso de la población regional sobre la española ha oscilado a lo largo del siglo XX entre el 7,4% al comienzo de la centuria y el 4,2% al final. Sin duda, hay factores geográficos y pedagógicos (por ejemplo, el nivel de analfabetismo o la falta de políticas públicas) que González-Calero explica detalladamente para entender este cierto retraso.

En cualquier caso, no todo son datos fríos. Hay nombres sustanciales que han puesto de manifiesto la huella castellano-manchega a la cultura nacional: Alberto Sánchez, García Maroto, Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, Francisco Nieva, Pedro Almodóvar o los alcarreños Antonio Buero Vallejo y Jesús Villa Rojo. González-Calero destaca tres momentos claves para la cultura de Castilla-La Mancha. Los dos momentos que califica de “álgidos” serían el auge de las artes plásticas en torno a los años 30 del siglo XX con la eclosión de grandes artistas. Una característica común a todos ellos es que desarrollan su labor fuera del ámbito geográfico de Castilla-La Mancha. Otro momento esencial coincide con el postismo, en 1945, en el que intervienen escritores manchegos y surgen revistas literarias relevantes, como “Doña Endrina” en Guadalajara. El tercer momento sustancial para la cultura regional se originaría en la década de los 80, cuando emergen en los pueblos y en todo el territorio regional diferentes manifestaciones culturales, hasta la fecha inéditas. Calero matiza, en este punto, la importancia del incremento de las políticas públicas en la promoción del arte y la creación cultural. Al mismo tiempo, destaca el papel en la divulgación de la cultura desarrollado por la Universidad de Castilla-La Mancha desde su fundación en 1985.

El libro editado por Añil tiene su origen, tal como describe González-Calero en sus páginas, “en aprovechar la reciente culminación de un siglo (el XX) tan decisivo, tan cargado de avances, de crisis, de acontecimientos y de nombres, para proponer un primer balance sobre el mismo en los complejos ámbitos de la cultura, tanto en la creación como en la difusión de la misma. Partíamos del hecho de que no existía ninguna síntesis de este tipo para el territorio de Castilla-La Mancha, e incluso tampoco para los más reducidos ámbitos provinciales”.

“Autoestima y desarrollo”

Por otra parte, la responsable del área de Promoción Cultural ha reconocido la capacidad que tienen las manifestaciones culturales “de proporcionarles a los pueblos y a sus gentes, autoestima y desarrollo personal”. Acerca del contenido del libro, a lo largo de sus 512 páginas, en las que colaboran cerca de una veintena de autores, se tratan temas como las artes plásticas o la prensa, sobre los que ya existían estudios previos. Sin embargo, hay otras áreas sobre las que apenas había información publicada con este carácter retrospectivo, como son el cine, el teatro, la música o la edición. Todo ello con el objetivo de demostrar que “sí hubo dinamismo cultural desde la sociedad civil a lo largo del siglo pasado”, explica González Calero. El coordinador de la obra reconoce que en la elaboración del libro se ha “intentado aportar mucha información que le sirva al lector como punto de partida para profundizar en los temas que le interesen”.
Isidro Sánchez, director del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, ha sido el encargado de elaborar el capítulo dedicado a la prensa, donde ha reflexionado acerca de la evolución que ésta ha sufrido a lo largo del siglo XX. A este respecto, Sánchez ha explicado cómo el volumen de publicaciones ha ido variando en cada momento, en función de la época histórica que se desarrollaba, hasta dar lugar a la eclosión de medios que se produjo a partir de la década de los ochenta. En este balance de las actuaciones que se han realizado a lo largo del siglo XX en materia cultural, también hay un recuerdo de la gente que estaba en Castilla-La Mancha y de la que se tuvo que ir, ha explicado el coordinador.

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La edición en Guadalajara

El segundo capítulo del libro sobre la cultura de Castilla-La Mancha se centra en la edición. Divide sus epígrafes por provincias. El de Guadalajara está redactado por el periodista Pedro Aguilar, que traza una semblanza de las actividades editoriales más importantes en Guadalajara durante el siglo XX. Escribe: “La iniciativa editorial privada, concebida como acto empresarial y por consiguiente con fines lucrativos, ha sido prácticamente inexistente en Guadalajara hasta finales del siglo XX. Hasta entonces, son los organismos públicos, las entidades financieras, las asociaciones culturales o gremiales, las publicaciones periódicas y en contadas ocasiones los propios autores (en una faceta de editor-autor que se puede calificar de heroica) quienes han cubierto esta laguna”. Actualmente, Aguilar reseña algunas de las publicaciones que salen a la luz en la provincia, como la revista de estudios Wad-Al Hayara o Cuadernos de Etnología, dirigida ésta última por José Ramón López de los Mozos y editadas ambas por la Diputación Provincial. El Ayuntamiento de la capital también se ha lanzado, en varios ocasiones, a la labor editora, con trabajos como el libro El Corpus Christi en Guadalajara, de Pedro J. Pradillo. En lo que se refiere al ámbito privado, hay dos bloques que sobresalen sobre el resto. Por un lado, el que representa toda la acción editorial de la prensa. Los periódicos han distribuido libros o han editado en volúmenes sus diferentes coleccionables publicados en fascículos. Y, el segundo, la editorial AACHE, propiedad de Antonio Herrera Casado, cuyo fondo editorial es el más importante de Guadalajara. La librería Rayuela, la editorial Amuravi, Maorí o Silente también forman parte de la nómina de empresas que se han aventurado a editar publicaciones, con fines comerciales, en la provincia de Guadalajara. Una labor, vistos los resultados, siempre arriesgada. Aunque muy necesaria.