La Garlopa

La Diputación de Guadalajara es una institución muy importante para los pueblos de nuestra provincia, pero con un presupuesto muy limitado teniendo en cuenta la cantidad de municipios que debe atender. Esta es una realidad inexcusable para afrontar cualquier análisis de las políticas de Diputación. Sobre todo teniendo en cuenta que la financiación municipal no parece que vaya a modificarse, al menos a corto plazo, a favor de los entes locales.  Por tanto, en la medida en que las diputaciones son organismos públicos pensados para dar asistencia a los pueblos pequeños, nadie entiende que deban ocuparse de infraestructuras que exceden  por completo sus objetivos. Esta es la razón por la que la presidenta, María Antonia Pérez León, está apostando por ceder a la Junta de Castilla-La Mancha recursos propios, ya sean algunas carreteras prioritarias para la provincia o dependencias como el centro sociosanitario de La Merced o el conservatorio. En este contexto hay que enmarcar la decisión tomada en su momento de cerrar la guardería del San José en Guadalajara capital.

El PSOE subraya que el dinero destinado a esta guardería debe dirigirse al medio rural. El PP considera que se cierra “por un capricho de la presidenta”. Y el diputado provincial de Izquierda Unida, primero parecía que estaba a favor de la propuesta y luego trató de cambiar su opinión. Al margen de los partidos, resulta chocante la cantidad de defensores del Estado de Bienestar que surgieron tras estallar este asunto, habida cuenta que son muy pocos los que protestan por las carencias de muchos pueblos. El Estado de Bienestar está concebido bajo el parámetro de la igualdad. ¿Debe la Diputación encargarse de la gestión de una guardería en Guadalajara capital? ¿Y por qué no en Molina? ¿O en Campillo de Ranas? ¿O en Escamilla? En todo caso, una vez tomada la decisión por parte del Pleno provincial, sorprende que la Junta no quiera saber nada. Pero sorprende aún más que el Ayuntamiento, que actualmente sólo gestiona dos guarderías (Manantiales y Alfanhuí), haya reconocido su negativa al ofrecimiento para hacerse cargo del Centro de Atención a la Infancia (CAI) del San José. Pérez León ofreció al alcalde Román el uso del local y pagar la luz y la calefacción, a cambio de que el Ayuntamiento se encargara de la adjudicación. El alcalde ha dicho que no y quizá debiera mirarse en el espejo de Barcelona, ciudad que con el dinero del “Plan Zapatero” va a construir nada menos que cuatro guarderías. Guadalajara, sin embargo, prefiere gastar un millón de euros en una ‘Ciudad de la Raqueta’ para pistas de tenis y pádel. Y tiene todo el derecho a hacerlo. Lo que no sé si es tan correcto es si un ayuntamiento que invierte tal cantidad en este tipo de infraestructuras está en condiciones de reclamar a otra administración el mantenimiento de un servicio que, en cualquier otro pueblo de la provincia, haría mucha más falta.